martes, 19 de septiembre de 2017

DISTRIBUCIÓN PRIMARIA DE LA RENTA

En las reuniones celebradas en junio pasado en Sintra (Portugal), el principal foro de banqueros centrales de Europa, Ben Bernanke, profesor en Pricenton y anterior presidente de la FED norteamericana, destacó el descontento que se refleja en las encuestas a los ciudadanos norteamericanos sobre la situación económica, malestar que fue capitalizado por Trump en su campaña presidencial.

Los ciudadanos que consideran que la economía no va bien duplican a los que creen que va en la buena dirección, a pesar de que en EE.UU el PIB ha crecido ya un 12,5% por encima de los niveles anteriores a la crisis, el paro se sitúa en el 4,3% y la inflación no llega al 2%

El profesor norteamericano atribuye el descontento al estancamiento de los ingresos del trabajador mediano. Desde 1979 la renta real por habitante ha aumentado en el 80%, en tanto que el salario real ha subido sólo el 7%. Ha caído la movilidad socioeconómica y crece la desconfianza en las instituciones para resolver los problemas de los ciudadanos.

En contra del criterio de promover el sector privado y reducir el papel del sector público, una pauta que ha prevalecido en los último treinta años, se está abriendo ahora la idea de una mayor intervención del sector público en el mercado, para lograr objetivos adicionales al crecimiento, tales como una inversión en capital o potencial humano y el diseño de políticas que partan de la base social y tengan en cuenta las realidades locales.

El coeficiente de Gini (entre 0 y 100, de menos a más desigualdad) nos muestra que, en Epaña, la desigualad de mercado en la distribución de la renta (antes de corregirlo con impuestos y transferencias) ha pasado de 43,4 en 2007 a 50,8 en 2014, y en la Eurozona ha variado de 49 a 51,9. Después de Chipre, la variación más elevada dentro de la Unión Europa se ha producido en España.

El Estado de Bienestar ha ido corrigiendo en parte las desigualdades de la distribución primaria del mercado, la que se realiza en el sistema productivo al retribuir al trabajo y el capital, con sus políticas fiscales y transferencias monetarias (pensiones, prestaciones de desempleo y renta mínimas...), dejando el coeficiente de Gini en 34,5, en el caso de España.


Vemos la evolución del Coeficiente de Gini en España, con la renta disponible, una vez hecha la redistribución. Observamos que pasa de 32,4 en 2008 a 34,5 en el año 2016, un incremento claro de la desigualdad.

En este contexto surge una nueva aproximación a la lucha contra la desigualdad. Es el enfoque de la predistribución o distribución primaria, que plantea corregir las desigualdades en el momento que se originan en el mercado, introduciendo regulaciones capaces de incidir en el mercado para alcanzar una distribución en el origen más igualitaria.

La predistribución plantea medidas como la regulación del acceso a ciertos bienes básicos, la fijación de un salario mínimo, las prestaciones sociales actualizadas, el protagonismo de la negociación colectiva en la determinación de lo salarios y la limitación en los salarios altos. Serían acciones en la dirección de corregir desigualdades

También puede apoyarse la predistribución con la capacitación y el empoderamiento de las personas, a fin de que puedan afrontar los vaivenes económicos y los riesgos de la precariedad. El apoyo a la infancia, la educación, las ayudas a la emancipación y las políticas públicas de activación pueden ser medidas eficaces para avanzar en la dirección de un reparto de la rentas primarias más equitativo.




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