martes, 6 de septiembre de 2016

EL ORDOLIBERALISMO ALEMÁN

El liberalismo sustenta la actividad económica en la iniciativa privada y afirma que son las fuerzas del mercado las que deben establecer los precios de los productos y servicios, así como las retribuciones al trabajo. Sostiene que la actividad del Estado ha de quedar reducida al mínimo imprescindible. 

El pensamiento liberal se sistematizó en el siglo XVIII con Adam Smith, al que se viene considerando como el padre de la economía. Su principal obra se centró en la riqueza de las naciones, en la que estudia el crecimiento económico, analizando la especialización en el trabajo, la productividad, la formación del capital y el ahorro.

El planteamiento liberal dominó hasta la crisis de 1929, cuando el derrumbe económico hizo que se desconfiara de las bondades del sistema de mercado. El economista inglés John Maynard Keynes demostró la importancia de la participación del Estado en la actividad económica, sobre todo para afrontar las oscilaciones económicas. 

El ordoliberalismo (del latin ordo, orden) es una vertiente del pensamiento liberal que formuló en los años 1930 el economista alemán Walter Eucken, profesor de la Universidad de Friburgo, quien señalaba que el Estado no tiene que intervenir en la economía, sino crear ciertas reglas y asegurar su cumplimiento. La preocupación social inicial de esta corriente de pensamiento desapareció con el planteamiento neoliberal, a partir de los años 1980, caracterizado por las privatizaciones, la desregularización y la austeridad laboral, entre otros aspecto. El ordoliberalismo no se preocupa por la redistribución de la riqueza y está a medio camino entre el liberalismo anglosajón y la planificación estatal del nazismo. Por todo ello se le llama también neoliberalismo alemán. 

Al ordoliberalismo alemán ven algunos como una reacción al liberalismo desregulado de los primeros veinte años del siglo pasado, que provocó una hiperinflación en la República de Weimar (1918-1933) y dejó grabada en la sociedad alemana la obsesión por la estabilidad de los precios. 

En el año 2000, Alemania se acercó hasta el 10% de desempleo, considerado muy alto para el país, y estableció una reforma laboral con despido barato, “minijobs” y contratación temporal, modelo que se extendió más tarde a las economías periféricas europeas, entre ellas España.

En la última década, el ordoliberalismo ha ido incorporando al pensamiento original de la escuela de Friburgo otros principios, como el crecimiento a base de exportaciones y el recorte del gasto público. Entiende que la austeridad y la estabilidad de los precios son prioritarias al crecimiento económico. En mensajes repetidos por el Presidente de Gobierno español y algunos de sus ministros, “la austeridad da confianza e impulsa el crecimiento económico”.

Con la imposición del pensamiento económico alemán, parece que se aleja la visión de una construcción europea que trate de fomentar la cooperación entre los países de la Unión. Como algunos economistas vienen señalando, en lugar de austeridad se requiere un crecimiento apoyado por un fondo de solidaridad para ayudar a la estabilización de los países de la periferia europea.

Pero estamos viendo que Alemania impone su obsesión por el equilibrio presupuestario y no atiende a las voces que alertan de las deficiencias de consumo e inversión que padecen los países de la Eurozona.

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