El proceso globalizador se suele defender apoyándose en el marco conceptual que aportó David Ricardo a principios del siglo XIX. Establecía que cuando un país produce bienes y servicios de acuerdo con sus ventajas comparativas respecto de otros países, teniendo en cuenta sus recursos y las capacidades de sus trabajadores, se verá favorecido por el comercio internacional. Así, las medidas de fomento del libre comercio prometen beneficios para todas las naciones que comercian.
La decisión de Gran Bretaña de salir ("Brexit") de la Unión Europea evidencia que la realidad, al menos en el corto plazo, es mucho más compleja. Parece que los británicos no se oponen al libre comercio, pero se resisten a la libre movilidad de los trabajadores, se rebelan contra los mandatos de las autoridades supranacionales y no les resulta atractiva la posibilidad de adoptar el euro.
Tras la conmoción del "Brexit", muchos políticos reconocen que subestimaron la fragilidad de la actual globalización. No supieron vislumbrar la reafirmación de identidades nacionales, la demanda de mayor control y rendición de cuentas democráticos y el ascenso de la desconfianza hacia las élites y los expertos.
El efecto inmediato de la decisión “Brexit” de los británicos fue una caída de las bolsas del mundo, en un solo día, de 2 billones de dólares, un descenso de la libra esterlina del 31% respecto del euro, que ha quedado asentada en torno al 10%, y la pérdida de la calidad de la deuda británica, según Moody´s, además de la renuncia del primer ministro David Cameron.
La decisión de Gran Bretaña de salir ("Brexit") de la Unión Europea evidencia que la realidad, al menos en el corto plazo, es mucho más compleja. Parece que los británicos no se oponen al libre comercio, pero se resisten a la libre movilidad de los trabajadores, se rebelan contra los mandatos de las autoridades supranacionales y no les resulta atractiva la posibilidad de adoptar el euro.
Tras la conmoción del "Brexit", muchos políticos reconocen que subestimaron la fragilidad de la actual globalización. No supieron vislumbrar la reafirmación de identidades nacionales, la demanda de mayor control y rendición de cuentas democráticos y el ascenso de la desconfianza hacia las élites y los expertos.
El efecto inmediato de la decisión “Brexit” de los británicos fue una caída de las bolsas del mundo, en un solo día, de 2 billones de dólares, un descenso de la libra esterlina del 31% respecto del euro, que ha quedado asentada en torno al 10%, y la pérdida de la calidad de la deuda británica, según Moody´s, además de la renuncia del primer ministro David Cameron.
Aunque el Fondo Monetario Internacional prevé para 2016 y 2017 una caída del PIB británico, tal como observamos en el gráfico (linea roja), el Reino Unido creció 2 puntos porcentuales de PIB anuales más que la Eurozona (linea azul) en los años 2012 al 2014 y 1 punto en el 2015.
El mandato del pueblo británico de salir de la Unión Europea es seguramente el golpe más fuerte que ha recibido la globalización. Tengamos en cuenta que la Unión Europea está considerada como un caso paradigmático de integración multinacional, con libre flujo de bienes, servicios, personas y capitales entre sus países miembros.
Se puede constatar que la globalización ha traído un incremento de la desigualdad de los ingresos en los países desarrollados. A los trabajadores no llegan los beneficios del crecimiento de las últimas dos décadas. Las ganancias acaban incrementando los excedentes empresariales de las grandes empresas y los ingresos de los niveles más altos de renta, mientras que la clase media trabajadora se empobrece.
Algunos creen que el "Brexit" manda un mensaje nítido: el libre comercio y la globalización deben tener una dimensión social. Quizás la respuesta del pueblo británico en el referéndum sea una señal de que el ciudadano medio comienza a percibir que resulta un perdedor en esta globalización. Y puede que estemos ante una sublevación de perdedores sociales.
El mandato del pueblo británico de salir de la Unión Europea es seguramente el golpe más fuerte que ha recibido la globalización. Tengamos en cuenta que la Unión Europea está considerada como un caso paradigmático de integración multinacional, con libre flujo de bienes, servicios, personas y capitales entre sus países miembros.
Se puede constatar que la globalización ha traído un incremento de la desigualdad de los ingresos en los países desarrollados. A los trabajadores no llegan los beneficios del crecimiento de las últimas dos décadas. Las ganancias acaban incrementando los excedentes empresariales de las grandes empresas y los ingresos de los niveles más altos de renta, mientras que la clase media trabajadora se empobrece.
Algunos creen que el "Brexit" manda un mensaje nítido: el libre comercio y la globalización deben tener una dimensión social. Quizás la respuesta del pueblo británico en el referéndum sea una señal de que el ciudadano medio comienza a percibir que resulta un perdedor en esta globalización. Y puede que estemos ante una sublevación de perdedores sociales.
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