Las variables que con mayor frecuencia se utilizan para
analizar la estructura productiva de un país son la participación de los
distintos sectores en la generación del Producto Interior Bruto (PIB) y el porcentaje de población ocupada en cada uno.
El siguiente cuadro nos da una perspectiva de la evolución sectorial
de la economía española en porcentajes sobre el PIB:
Vemos, por una parte, la caída continuada de la participación
en el PIB de la Agricultura y de la Industria y, por otra, el notable incremento del sector Servicios.
La Construcción tiene un comportamiento derivado de la burbuja inmobiliaria,
que elevó su participación en los años previos a la crisis y determinó su hundimiento
al desinflarse.
En cuanto a la ocupación, la siguiente tabla muestra la
distribución del empleo en España en lo que llevamos de siglo en porcentajes
sobre el PIB:
La interrelación entre las dos variables (producción y
empleo) nos muestra la baja productividad de la agricultura y de los servicios en
comparación con el sector industrial.
El sector primario ha sido básico en España, pero hoy día su
aportación al PIB no supera el 2,5% y da empleo al 4,3% de la población
ocupada. El subsector agrario está muy diversificado; en la ganadería destacan las
producciones de porcino, leche y ganado vacuno, y en la pesca es la
insuficiencia de oferta la que limita la producción, debido a la dificultad de
acceso a los caladeros ajenos y al agotamiento de los recursos propios y
ajenos.
La industria española, sector que en la década de 1980
representaba en torno al 25% del PIB, tiene una clara especialización, en
cuanto a la aportación al PIB, en las ramas de alimentación y bebidas,
productos metálicos y fabricación de material de transporte. Son también
importantes las ramas del papel y de la química.
En términos de empleo, las ramas más intensivas en mano de
obra son la madera, el corcho y el textil, pero tienen escasa relevancia en la
aportación al PIB.
En cuanto al sector servicios, su incremento en la
composición del PIB, la llamada “terciarización” es un fenómeno habitual en el
proceso de desarrollo de los países. En el caso de España, una parte importante
de la inversión en otros países se realiza en sectores terciarios, tales como
banca, ingeniería, gestión y construcción de infraestructuras, telefonía,
seguros y hoteles, en los cuales el país cuenta con empresas capaces de
competir en los mercados internacionales.