La política monetaria es el conjunto de medidas que adoptan los bancos centrales para alcanzar los objetivos de estabilidad de precios y crecimiento económico, a través de la ampliación o reducción de la cantidad de dinero en circulación y la modificación de los tipos de interés.
En los países que han adoptado el euro como moneda única, la autoridad monetaria desde 1999 es el Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC), con el Banco Central Europeo (BCE) a la cabeza.
El BCE ha iniciado su esperado programa expansivo con las compras masivas de deuda pública en el mercado secundario, a través de los bancos centrales de cada país, por 60.000 millones de euros al mes.
Aunque el objetivo principal es conseguir la estabilidad de precios, que el BCE tiene definido como una inflación media en torno al 2% anual, la autoridad monetaria busca también alejar el fantasma de la deflación y contribuir a consolidar la recuperación económica de los países de la zona euro.
El simple anuncio de las adquisiciones de deuda o expansión monetaria tuvo el efecto de abaratar significativamente el coste de financiación para los Gobiernos y los bancos. La nueva demanda aumenta la cotización de los títulos y hace descender el porcentaje de interés a pagar por los receptores del dinero.
Como vemos en el gráfico, la depreciación del euro se ha acelerado en el último mes hasta situarse en 1€=1,05 dólares, al contar con la garantía de que el BCE va a estar comprando deuda por un volumen de, al menos, 1,14 billones de euros hasta septiembre de 2016. La caída ha supuesto en torno al 16% desde comienzos de año.
Este descenso está beneficiando a las exportaciones de la zona euro y a las Bolsas de Valores europeas, que cotizan al alza. El IBEX español ha tenido un aumento del 8% en lo que llevamos de 2015.
Las letras y los bonos del Tesoro español se mantienen en mínimos, con el interés de corto plazo cerca del 0% y el de los bonos a tres y cinco años por debajo del 1%. La rentabilidad del papel a diez años, por su parte, ha marcado un nuevo mínimo y se ha situado en el 1,19%.
Países como Alemania y Holanda están teniendo incluso intereses negativos, es decir, que los compradores de títulos están dispuestos a recibir al vencimiento menos euros que los desembolsados en la adquisición. El BCE ya ha avisado que no comprará títulos con un rendimiento inferior al -0,2%.
Como se trata de que esta ofensiva financiera llegue a beneficiar a la economía real, la expansión monetaria tiene que abaratar también el coste de financiación de las empresas, pero primero debe conseguir que el crédito llegue con normalidad a las familias y a las Pymes.
Con esta medida de política monetaria, el BCE prevé que la Zona Euro crezca un 1,5% este año y 1,9% en el 2016. En cuanto a la inflación, se estima que en el 2016 aumenten los precios el 1,5% y en el 2017 lleguen al 1,8%, cerca ya del entorno deseado por los diseñadores de la política monetaria
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