martes, 31 de marzo de 2015

CORRIENTE MIGRATORIA

Se ha abierto de nuevo en España una corriente migratoria hacia otros países europeos, fenómeno que tuvo un antecedente en las décadas sesenta y setenta del pasado siglo, y que acabó tras la convulsión económica que provocó la enorme subida del precio del petróleo. Más tarde, tras la entrada en la Comunidad Europea, España se convirtió en receptor de trabajadores extranjeros.


A modo de panorama del mercado laboral, veamos en un gráfico la evolución del total de activos y parados a lo largo de los dos últimos años. 

Podemos observar que el número de activos (columnas azules), que al final del año 2012 era de 23.360.000, inicia un descenso hasta situarse en el 2014 en 23.027.000, es decir, se reduce en 333.000 personas.

En este descenso influye, además del flujo migratorio, el envejecimiento de la población, con la caída de las personas en edad de trabajar. En tasa de actividad (Población activa / Población mayor de 16 años), la caída fue del 60,23% al 59,77%.

En el mismo período, entre los años 2012 y 2014, la tasa de paro (columnas rojas del gráfico) descendió de 6.021.000 a 5.458.000, es decir, en 563.000 trabajadores. Por lo tanto, la reducción de la población activa es la que ha provocado el 60% de la caída en el paro, y el 40% restante obedece al crecimiento del empleo.

En el colectivo de jóvenes españoles menores de 25 años, 2014 terminó con un desempleo del 52,1%s, bastante más del doble de la media europea (22%). 

Los que encuentran la forma de poder trabajar se enfrentan a elevados niveles de precariedad laboral, con retribuciones próximas al Salario Mínimo Interprofesional (648,60 euros al mes en 2015). De ahí que busquen alternativas: emigrar o prolongar la formación a la espera de mejores oportunidades.

martes, 24 de marzo de 2015

INDICADORES DE LA DESIGUALDAD

La desigualdad interna en los países venía siendo percibida como un fenómeno característico de naciones en desarrollo, pero se observa que también está afectando a las economías emergentes, a las nuevas potencias económicas, e incluso a países con estructuras democráticas y una supuesta cohesión social amplia. 

Son muy significativos los datos de los Estados Unidos, donde el 1% de los ciudadanos ha acumulado el 95 por 100 del crecimiento económico total posterior a la crisis del 2009. Esto indica que en el país más rico del mundo se está produciendo una concentración alarmante de la riqueza. 

No menos importante es el caso de la Unión Europea, que llegó a ser un paradigma de sociedades equitativas y del estado de bienestar, y ahora aflora una tendencia muy preocupante hacia el incremento de la desigualdad. La cuestión que se plantea es cómo mejorar los indicadores para captar con mayor precisión la desigualdad en la distribución de la renta y de la riqueza. 

Existe una medida de desigualdad ampliamente utilizada, el Coeficiente de Gini, que fue desarrollado a principios de 1900 por el estadístico italiano Corrado Gini. 


Como puede observarse, el gráfico recoge los porcentajes de ingreso y de población, formando una distribución en segmentos donde se traza una línea recta de 45 grados, que representa la igualdad perfecta entre ingreso y población. Dentro de este espacio se traza una línea llamada “curva de Lorenz”, que relaciona el ingreso real y el segmento de población correspondiente.

Una vez construido el espacio se realiza una comparación entre la línea de igualdad y la curva de Lorenz. Cuanta mayor es la distancia de la curva de Lorenz con la línea de igualdad (el espacio A en el gráfico) mayor es la desigualdad en dicha sociedad.

Para transformar esta observación en una medición utilizable se calcula el cociente entre el área que ocupa A y el situado debajo de la línea de igualdad (A+B). El resultado (en porcentaje) es un número entre 0 y 100, donde 0 es la igualdad absoluta y 100 la desigualdad absoluta.

En el siguiente cuadro tenemos el Indice de Gini, del año 2013, de algunos países europeos. Observamos que España, con el valor 33,7 tiene el índice de desigualdad más alto detrás de Portugal, superando claramente a la media de la Unión Europea, situada en 30,5


El problema de este coeficiente es que ofrece un valor medio y no indica si la desigualdad se da en la zona media o en otros niveles del colectivo estudiado, y los países están precisamente más interesados en saber qué sucede entre los extremos superior e inferior de la distribución.

Una medida alternativa, sensible a los cambios en los extremos, es la basada en la investigación del economista chileno Gabriel Palma, quien descubrió que las “clases medias”, los grupos de ingreso medio que representan el 50% de la población, ubicados entre los “ricos” y los “pobres, tienden a concentrar cerca de la mitad del ingreso total del país. La otra mitad del ingreso está repartida entre el 10% más rico y el 40% más pobre. La desigualdad se refleja sobre todo en la manera de repartirse la renta entre esos dos colectivos tan dispares. 

El nuevo índice, llamado “Palma”, queda definido así como la proporción de ingresos que recibe el 10% más rico respecto de la correspondiente al 40% más pobre. Este cociente “10/40” puede ser más relevante para la elaboración de políticas públicas que el Coeficiente de Gini, especialmente en lo que respecto los programas para la reducción de la pobreza.

El valor más alto del índice “Palma” lo ostenta EE.UU, con 1,75. Indica que el 10% más rico supera en un 75% al 40% más pobre. España pasó de 1,1 a 1,38 en el período 2007-2011, cerca del nivel del Reino Unido (1,4) y muy por encima, por ejemplo, de Suecia (0,95). 

El 40% más pobre, como grupo social a priorizar en las políticas públicas, se configura como una nueva clase popular, compuesta por gran parte de la población activa trabajadora, el precariado más joven y la fracción empobrecida de la clase media. 

martes, 17 de marzo de 2015

LA EXPANSIÓN MONETARIA

La política monetaria es el conjunto de medidas que adoptan los bancos centrales para alcanzar los objetivos de estabilidad de precios y crecimiento económico, a través de la ampliación o reducción de la cantidad de dinero en circulación y la modificación de los tipos de interés.

En los países que han adoptado el euro como moneda única, la autoridad monetaria desde 1999 es el Sistema Europeo de Bancos Centrales (SEBC), con el Banco Central Europeo (BCE) a la cabeza. 

El BCE ha iniciado su esperado programa expansivo con las compras masivas de deuda pública en el mercado secundario, a través de los bancos centrales de cada país, por 60.000 millones de euros al mes.


Aunque el objetivo principal es conseguir la estabilidad de precios, que el BCE tiene definido como una inflación media en torno al 2% anual, la autoridad monetaria busca también alejar el fantasma de la deflación y contribuir a consolidar la recuperación económica de los países de la zona euro.


El simple anuncio de las adquisiciones de deuda o expansión monetaria tuvo el efecto de abaratar significativamente el coste de financiación para los Gobiernos y los bancos. La nueva demanda aumenta la cotización de los títulos y hace descender el porcentaje de interés a pagar por los receptores del dinero. 




Como vemos en el gráfico, la depreciación del euro se ha acelerado en el último mes hasta situarse en 1€=1,05 dólares, al contar con la garantía de que el BCE va a estar comprando deuda por un volumen de, al menos, 1,14 billones de euros hasta septiembre de 2016. La caída ha supuesto en torno al 16% desde comienzos de año.

Este descenso está beneficiando a las exportaciones de la zona euro y a las Bolsas de Valores europeas, que cotizan al alza. El IBEX español ha tenido un aumento del 8% en lo que llevamos de 2015.

Las letras y los bonos del Tesoro español se mantienen en mínimos, con el interés de corto plazo cerca del 0% y el de los bonos a tres y cinco años por debajo del 1%. La rentabilidad del papel a diez años, por su parte, ha marcado un nuevo mínimo y se ha situado en el 1,19%.


Países como Alemania y Holanda están teniendo incluso intereses negativos, es decir, que los compradores de títulos están dispuestos a recibir al vencimiento menos euros que los desembolsados en la adquisición. El BCE ya ha avisado que no comprará títulos con un rendimiento inferior al -0,2%.


Como se trata de que esta ofensiva financiera llegue a beneficiar a la economía real, la expansión monetaria tiene que abaratar también el coste de financiación de las empresas, pero primero debe conseguir que el crédito llegue con normalidad a las familias y a las Pymes. 


Con esta medida de política monetaria, el BCE prevé que la Zona Euro crezca un 1,5% este año y 1,9% en el 2016. En cuanto a la inflación, se estima que en el 2016 aumenten los precios el 1,5% y en el 2017 lleguen al 1,8%, cerca ya del entorno deseado por los diseñadores de la política monetaria

martes, 10 de marzo de 2015

EL GASTO EN PROTECCIÓN SOCIAL

El Sistema Europeo de Estadísticas de Protección Social (SEEPROS) define la protección social como todas las actividades de organismos destinadas a aligerar las cargas que representan para los hogares e individuos un conjunto determinado de riesgos o necesidades, de tal manera que favorezcan la calidad de vida de las personas.

La protección social, que constituye junto al mercado laboral la columna vertebral del Estado de Bienestar, incluye la atención sanitaria, el mantenimiento de la renta y las ayudas para las personas con  capacidades físicas o psíquicas disminuidas, las prestaciones de jubilación y los servicios relacionaos con la vejez, los subsidios por viudedad y orfandad, la atención al embarazo y a la maternidad, el mantenimiento de una renta mínima para los parados y los servicios relacionados con la lucha contra la exclusión social.

Puede considerarse a la protección social como el conjunto de instrumentos utilizados por las Administraciones Públicas con el objetivo de promover y mejorar el bienestar de los ciudadanos.  Opera como un mecanismo de redistribución, que trata de minimizar los efectos negativos generados por la organización social capitalista, que tiende a marginar a una parte de la población

La protección social existente actualmente en los países de la Unión Europea ha experimentado cierto desarrollo, no sólo en lo referente al número de personas incluidas en su campo de aplicación, sino también en las prestaciones que configuran su acción protectora.

El importe total de los recursos dedicados a la protección social en la Comunidad Autónoma del País Vasco en el año 2013 fue de 16.663,4 millones de euros, un 1,9% más que en 2012. Esta cifra supone un 25,22% del PIB en 2013, aumentando 5,4 puntos porcentuales respecto a 2008.

Si descontados los gastos de administración, el valor de las prestaciones sociales alcanzó los 16.375,3 millones de euros en 2013, lo que supone un crecimiento del 2% respecto del año anterior.

La mayor parte del gasto social se concentra en dos funciones: a) Vejez, que en 2012 alcanzó los 6.458,5 millones de euros, un 40,2% del total de prestaciones, y b) Enfermedad/Atención sanitaria, con 4.150,8 millones en 2012, un 25,9% del total. En conjunto suponen el 66,1% del gasto. La siguiente función en importancia es Desempleo, con un 11,1% del gasto.


En una comparación internacional, como observamos en el gráfico, los últimos datos publicados por Eurostat indican que para 2012 el gasto en protección social por habitante para la Comunidad Autónoma del País Vasco, en términos de poder adquisitivo (eliminando las diferencias en el nivel de precios), fue de 7.940 euros, por encima de la media de la Unión Europea, situación que se mantiene desde 2009, y muy por encima de la media española, que alcanzó la cifra de 6.027 euros


El último informe de la Fundación Foessa, sobre exclusión y desarrollo social,  elaborado en el 2014, recalca que las reformas aplicadas en España desde finales de 2011 han supuesto un retroceso en las políticas sociales. 

martes, 3 de marzo de 2015

LA CAPACIDAD DE FINANCIACIÓN

La Balanza de Pagos de un país recoge las transacciones comerciales y los flujos financieros con el resto del mundo, que son consecuencia de la apertura a los mercados financieros, en los que se invierte tanto en activos nacionales como en activos de otros países. 


Como la compraventa de activos extranjeros supone también la de moneda extranjera, las transacciones realizadas en los mercados de divisas indican el enorme volumen actual de las transacciones financieras internacionales, que en su mayor parte no están relacionadas con el comercio, sino con la compraventa de activos financieros, operaciones que vienen aumentando a gran velocidad. 

La apertura a los mercados internacionales permite incurrir en déficit comercial, es decir, comprar al resto del mundo más de lo que se le vende. El déficit se financia pidiendo préstamos a otros países, que se sustancia en la compra de activos nacionales por los extranjeros. 

En su nuevo diseño contable, la balanza de pagos se compone de dos partes: a) las operaciones no financieras, que comprenden la cuenta corriente (flujos de bienes y servicios, así como rentas primarias y secundarias) y la cuenta de capital, y b) la cuenta financiera. 

El gráfico se centra en las operaciones no financieras, que son las que desarrollamos en esta escrito, correspondientes a los últimos 5 años de la economía española. 

La balanza de bienes y servicios (color azul), que engloba la balanza comercial (exportaciones menos importaciones) y las transacciones de servicios (turismo, viajes y otros), tuvo un saldo conjunto positivo en el año 2014 de 25.100 millones de euros, 10,6 millones menos que en el año 2013.

En el subconjunto de la balanza comercial, el crecimiento de las exportaciones fue en el pasado año del 2,5% y las importaciones subieron un 5,7%, con lo que el déficit comercial en el 2014 aumentó hasta 24.470 millones de euros, rompiendo la tendencia de mejora iniciada con la crisis

En el apartado de los servicios, además de superávits en los de tipo empresarial y transportes, hay que destacar el turismo y los viajes. Entre ambas actividades acumularon un superávit en 2014 de 35.400 millones de euros, por encima de los 34.800 millones de 2013

Las rentas primarias y secundarias (color rojo) se refieren a los saldos por dividendos e intereses de capitales extranjeros, consecuencia de nuestro endeudamiento exterior, y a las remesas de emigrantes, con un importe total negativo de 23.900 millones. 

El conjunto de las transacciones de bienes y servicios más las rentas primarias y secundarias constituye el saldo de la balanza por cuenta corriente, que en el año 2014 se cerró con 1.200 millones de euros, frente a los 15.100 millones del 2013.

La cuenta de capital (color amarillo), que suele recoger las aportaciones de la Unión Europea y la compra y venta de activos intangibles, tuvo un saldo positivo de 4.400 millones 

El saldo agregado de las cuentas corriente y de capital (línea negra) determina la capacidad o necesidad de financiación. En el conjunto de 2014, la economía española experimentó una capacidad de financiación de 5.600 millones de euros, la cuarta parte del superávit logrado en 2013 (22.000 millones).

España sigue teniendo una diferencia negativa enorme entre los activos que los españoles tenemos en el exterior y lo poseído por los extranjeros en nuestro país. Es la deuda externa (posición de inversión internacional neta), que asciende aproximadamente a un billón de euros, el equivalente al Producto Interior Bruto de un año. 

El riesgo es que, como en ocasiones anteriores, la tímida mejoría económica provoque nuevos déficit de la balanza por cuenta corriente y crezca la deuda externa, con lo que aumentará todavía más nuestra dependencia financiera del exterior. Y ya sabemos que resulta muy peligroso estar tan expuestos a los mercados financieros.