martes, 24 de febrero de 2015

EL PROGRESO TECNOLÓGICO

El progreso tecnológico hace referencia a los avances en la productividad debidos a la aplicación de nuevos conocimientos técnicos y científicos, así como a la mejora de los procesos productivos. 

Con el progreso tecnológico se incrementa la eficiencia del trabajo en la obtención de bienes y servicios, con lo cual tiene el mismo efecto sobre la producción que un aumento de la población activa.

Puede dar lugar al acceso a mayores cantidades de producción con los mismos recursos de capital y trabajo, así como a la obtención de nuevos y mejores productos. Como el capital tiene rendimientos decrecientes, la producción por trabajador a largo plazo depende, en última instancia, de la tasa de progreso tecnológico. 

Aunque el término progreso tecnológico se identifica en muchas ocasiones con grandes descubrimientos científicos, lo cierto es que la mayor parte del avance es consecuencia de las actividades corrientes de investigación y desarrollo (I+D) de las empresas e instituciones públicas. 

Como observamos en el gráfico con datos de Eurostat, el porcentaje de I+D sobre el PIB en España fue acercándose al de los países europeos en la primera década de este siglo, pero desde el 2009 ha ido reduciéndose, hasta quedar en el 1,24%, cuando la media de la Unión Europea se ha situado en el 2,02%.

Tengamos en cuenta que el gasto de I+D de las empresas aumenta la probabilidad de descubrir y desarrollar nuevos productos y nuevas técnicas de producción que impulsan la mejora de los resultados económicos.

Los logros de la I+D dependen de la interacción entre la investigación básica, que no genera en sí misma progreso, y la investigación aplicada, que utiliza la básica para el desarrollo de nuevos productos y la mejora de los procesos. 

El sistema educativo de algunos países, con orientación al pensamiento abstracto, prepara profesionales mejores para la investigación básica, en tanto que la cultura empresarial de otros países propicia el éxito en el desarrollo y comercialización de nuevos productos. Se suele citar a Francia como ejemplo de la orientación a la investigación básica y a EE.UU como un país destacado en el lanzamiento de nuevos productos. 

La preocupación de las empresas es que puedan apropiarse de los beneficios que generan los nuevos productos que desarrollan sus actividades de I+D. Temen que, sin la protección legal, los beneficios que pueda conseguir una empresa innovadora sean bajos, porque otras lanzarán productos similares, que anularán la ventaja que tenía inicialmente la entidad innovadora. 

Por lo tanto, los países recurren a conceder una patente a la empresa descubridora de un nuevo producto o una nueva técnica, excluyendo a todas las demás de la producción de ese nuevo producto durante cierto número de años. Es un incentivo para que las entidades dediquen recursos a I+D, pero si resulta excesiva la protección, las empresas acabarán apoyándose en la patente conseguida, generando poca I+D nueva.

martes, 17 de febrero de 2015

EL CAPITAL HUMANO EN EL CRECIMIENTO ECONÓMICO

Un primer planteamiento asocia el crecimiento económico al volumen de capital físico (edificios, equipamientos, etc) empleado en la producción. Pero los procesos productivos utilizan otro recurso importante, el formado por las cualificaciones de los trabajadores, que se viene denominando capital o potencial humano.

Las poblaciones de los países han ido accediendo a niveles educativos mayores en las últimas décadas. En el caso de España, la tasa de escolarización universitaria entre 18 y 24 años alcanzó el 29,7% en el curso 2013-2014.

Ampliando la función de producción, podemos afirmar que la producción por trabajador depende tanto del capital físico utilizado como del capital humano aplicado. Si el aumento de capital físico por trabajador provoca un incremento de la producción, igualmente la mejora del nivel medio de las cualificaciones eleva la producción por trabajador, puesto que unos ocupados más cualificados pueden gestionar tareas de mayor complejidad.

Al igual que el capital físico, el potencial humano tiene también rendimientos decrecientes a medida que se va incrementando por trabajador. Impulsar a todos los jóvenes a realizar estudios universitarios no incrementaría mucho la producción total, puesto que un exceso de cualificaciones profesionales con respecto a las absorbibles por el sistema productivo más bien provocaría frustraciones.


En el gráfico tenemos la evolución del gasto en educación en porcentaje sobre el PIB, según los datos de Eurostat.

Vemos que España se sitúa por debajo de la media de la Unión Europea (UE). En el año 2011 (último con datos), España dedicó a educación el 4,98%, en tanto que la media de la UE llegó al 5,41% y Francia alcanzó el 5,86%

Si la inversión en capital físico se mide por el coste de las máquinas, instalaciones y demás equipamientos utilizados, el valor del capital humano aplicado en la producción puede fijarse de tal manera que al trabajador que recibe un sueldo mayor se le asigne una ponderación superior en función de la diferencia entre las retribuciones laborales.

En un cálculo más completo del gasto de educación, deberían incluirse tanto los costes efectivos que acarrea la enseñanza como los costes de oportunidad (sueldos dejados de ganar mientras se estudia).

En cuanto a la depreciación o deterioro de la inversión educativa, así como el capital físico (máquinas y demás equipamientos) se deprecia a lo largo de un determinado número de años, las cualificaciones profesionales se deterioran también, aunque más lentamente. Pero se diferencian de los bienes físicos en que el deterioro es más pausado cuanto más se utilizan

martes, 10 de febrero de 2015

LA RENTA Y EL GASTO

Los indicadores del consumo de los hogares y la inversión empresarial, tras varios años de descenso persistente en España, muestran una tendencia al alza, tal como puede observarse en los gráficos siguientes:

Observamos que, en el consumo privado, el indicador de confianza de los hogares registró mejoras en los últimos trimestres. Respecto a la inversión, merece destacarse la senda expansiva del sector de la construcción. 

El gasto total o gasto agregado que impulsa la economía es el conjunto formado por el consumo que realizan las familias, las inversiones de las empresas, el gasto de las administraciones públicas y el saldo del sector exterior (exportaciones menos importaciones)

Partiendo de una situación de equilibrio, en el que coincide el gasto que se desea realizar en un período con la producción planeada, un aumento del gasto público, como ha ocurrido en España al consentir las autoridades europeas un mayor déficit fiscal del previsto en los dos últimos años, incrementa la demanda agregada. Las empresas venden más de lo que están produciendo, lo cual hace disminuir las existencias y acaban aumentando la producción, que da lugar al crecimiento del empleo y a un mayor nivel de renta.

Hay que resaltar la relación bidireccional entre renta y gasto, porque es el origen de las fluctuaciones en la producción y el empleo. Al disminuir la renta, como ocurre con los recortes en las crisis, las familias reducen su gasto en consumo, que supone un ingreso para las empresas, las cuales producen menos bienes y servicios y, por tanto, necesitan contratar menos trabajadores, con lo que vuelve a disminuir la renta de las familias. 

Cuando alguien compra un bien o servicio, el dinero que paga termina convirtiéndose en renta para otros en forma de salario de los trabajadores, intereses de los que prestan dinero o beneficios de los propietarios de las empresas. 

El Banco de España confirma que los indicadores más recientes relacionados con el gasto en consumo privado sugieren "un comportamiento algo más dinámico" de este componente en el tramo final del 2014, y destaca que la confianza de los hogares repuntó moderadamente en diciembre pasado.

Pero un aumento del consumo sin incremento suficiente de la renta disponible supone la reducción del ahorro, que es lo que ha ocurrido a lo largo del pasado año, y la economía española precisa de ahorro para financiar la inversión necesaria que, impulsando la actividad económica, reduzca el elevado nivel de desempleo, además de ir devolviendo la abultada deuda externa.

martes, 3 de febrero de 2015

CRECIMIENTO ECONÓMICO Y DESEMPLEO


Analizando las causas del desempleo, el profesor de la Universidad de Yale Arthur M.Okun estableció en 1962 la relación entre el paro y la producción. De manera intuitiva, si disminuye la producción, se utilizan menos insumos productivos, entre ellos el trabajo, por lo que aumenta el desempleo

La denominada “ley de Okun” señala que la reducción del desempleo tiene una relación lineal negativa con el aumento del producto del país. Pero el crecimiento del PIB debe superar cierto mínimo, debido a que hay que contar con el aumento de la población activa y el incremento de la productividad del trabajo. Algunos analistas económicos situaban el mínimo crecimiento del PIB necesario en España para reducir el nivel de desempleo en torno del 2,5% anual.

Los últimos datos de la Encuesta de Población Activa (EPA) señalan que el número de parados en España aumentó en 30.100 personas (dato sin desestacionalizar) en el cuarto trimestre de 2014. Vemos en el siguiente gráfico la evolución del cuarto trimestre en los últimos 7 años.


Pese al aumento de ocupación en 65.100 personas durante el trimestre, como la población activa creció en 95.200 personas, el desempleo subió en 30.100, al ser el incremento de activos mayor que el de ocupados. En cambio, en cómputo anual, en el conjunto de 2014 el paro se ha reducido en 477.900 personas, en un año en el que el PIB no ha superado el 1,4% de crecimiento. 

La necesidad de crecer en torno a la tasa del 2,5% para que descienda el desempleo estaba sustentada en un sector industrial con mayor participación que la actual en el PIB, con incrementos de productividad mayores Al cambiar de estructura la economía, con un peso mayoritario del sector servicios, quizás se confirme que, en adelante, no sea necesario tanto incremento del PIB para que se cree empleo neto. 

Cuando el empleo se crea en sectores de baja productividad, el aumento de PIB se produce por el uso de más recursos. Es lo que ocurrió, por ejemplo, en el tercer trimestre de 2014:aumento del PIB en un 0,5% e incremento de ocupación del 0,4%

Dada la reducción de personal que ha habido en los años de crisis, cualquier incremento de producción tiene que llevar a nuevas contrataciones, con lo cual se puede rebajar el elevado desempleo actual, que se sitúa en España en el 23,7%

Además de un alto nivel de paro estructural, es preocupante el tipo de empleo que se está generando en los últimos trimestres: trabajo parcial involuntario, contratos temporales y aumento de falsos autónomos.