La inversión, que definíamos en la entrada anterior como el
aumento de capital físico, es un componente
de la demanda agregada. Aumenta el capital de una economía y amplía su
capacidad productiva a largo plazo. Los países de elevado crecimiento económico
suelen dedicar una parte importante de su producción a la inversión.
Aunque la inversión pública es importante para el crecimiento,
dado que la mejora de las
infraestructuras del país beneficia a la actividad empresarial, es el
componente privado de la inversión el que tiene mayor relevancia (89,3%)
En el siguiente gráfico tenemos tanto la inversión pública como la privada de
España en las últimas décadas, en millones de euros, así como la parte
correspondiente a cubrir la depreciación (reposición) de cada una:
Podemos observar en el gráfico, recogido del estudio de la Fundación BBVA-Invie, el escaso nivel de la
inversión pública, que representaba en el 2011 un 10,7% de la inversión total.
Las inversiones vienen condicionadas por la disponibilidad de
financiación adecuada. En épocas de recesión existe una estrecha relación entre
los resultados económicos de las empresas y las decisiones de inversión.
Cuando no pueden recurrir fácilmente a fuentes de
financiación externa tienen que valerse de sus propios recursos, por lo que,
además del coste de los préstamos, las decisiones de inversión vienen influidas
por la situación patrimonial de las empresas. Las restricciones financieras
suelen afectar sobre todo a las PYMES.
Las empresas toman la decisión de invertir utilizando el
análisis de los “flujos de efectivo descontados”. Una vez que se conoce el
importe a invertir y se han estimado las entradas y salida de efectivo que ocurrirán
en el período de vida de un proyecto, el análisis actualiza, utilizando el tipo
de interés al que se puede financiar, los saldos de todos los flujos del
período. Si ese valor actual es superior a la cantidad a invertir, convendrá
realizar el proyecto
Se pueden distinguir varios subsectores en la inversión: la
inversión fija de las empresas en equipamientos, la construcción de viviendas y
la inversión en existencias. Las dos primeras dan lugar a la formación bruta de
capital fijo.
En el siguiente gráfico tenemos las variaciones interanuales,
referidas al tercer trimestre de cada año, de los dos primeros subsectores, que
componen la formación bruta de capital fijo de España:
Mientras que los bienes de equipo caen a una tasa del 3,8% en
el 2012, pero se recuperan hasta un 0,2% en el 2013, la construcción lleva un
descenso anual en torno al 10% en los tres últimos años.
La inversión en existencias suele variar a lo largo del ciclo
económico más que cualquier otro componente de la demanda agregada. Como en los
períodos recesivos disminuye la demanda, las empresas acumulan existencias de
modo involuntario, la producción se reduce y la demanda es atendida con las
existencias acumuladas.
Cuando se dan expectativas de mejora en la economía, las
empresas producen más que las ventas del momento y acumulan voluntariamente
existencias para conseguir las ventas esperadas.
Si mediante una gestión adecuada se pueden mantener unas
existencias más acordes con las ventas, tal como propugnan los métodos
“just-in-time”, disminuirán las fluctuaciones en la inversión en existencias y
en el PIB del país.
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