Aunque en el lenguaje popular se utiliza la palabra
“inversión” para referirse tanto a la compra de una vivienda como a la de activos financieros (acciones, fondos
de pensiones, etc.), en macroeconomía se denomina únicamente al flujo de gasto que aumenta el volumen de
capital físico (edificios, equipamientos, existencias…)
Conviene distinguir dos conceptos: volumen de inversión ya
realizada (stock de capital) e inversión del período (flujo de inversión).
Suele utilizarse la metáfora del embalse de agua para diferenciar el stock del
flujo. El agua embalsada en un momento dado es el stock y el agua que entra en
el embalse es el flujo. El tamaño del embalse (stock) suele ser muy grande en
comparación con el movimiento de agua de un período (flujo). El stock de
capital neto nominal será en España en torno a los 3,5 billones de euros y la
inversión anual no alcanza en estos momentos los 200.000 millones.
La inversión es un sector muy variable de la demanda
agregada. El flujo inversor influye poco en la producción total del país, pero a
largo plazo es el que determina el volumen de stock total y, por tanto, fija la
oferta de producción.
En el siguiente gráfico tenemos la evolución del PIB (columnas
azules) y de la Inversión (columnas rojas) en España durante el período de
crisis. Los datos están en miles de millones de euros:
El impacto de la crisis ha sido brutal en la inversión, sobre todo en la pública, que se situó en
torno a 20.300 millones de euros en 2012. La inversión total, privada y
pública, suponía en 2007 el 30,7% del PIB y al final de 2012 se había reducido
al 19,1%, una caída de 11,6 puntos en 5 años.
La economía española dejó de caer en el 2013 y se estima que este año el PIB puede aumentar en el entorno del 1%. Es posible que en el 2014 suba
ligeramente el empleo, pero una salida auténtica de la crisis requiere incrementos de inversión que hagan
posible el crecimiento del PIB a ritmos suficientes para situar el desempleo del
país a niveles razonables.
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