martes, 28 de enero de 2014

CREDITO Y TIPOS DE INTERÉS

 El crédito desempeña una función esencial en la economía. Para el buen desenvolvimiento de las empresas y familias es importante el grado de intermediación financiera, el volumen total de préstamos.
 
Las instituciones financieras canalizan dinero de los ahorradores a los inversores cuando prestan fondos que han recibido en depósito. El Banco Central Europeo (BCE) controla el nivel de los créditos concedidos, porque puede estar obstruida la vía de transmisión de la política monetaria.
 
En los últimos años ha ido reduciéndose el saldo vivo del crédito en España. En noviembre de 2013, según la Asociación Española de la Banca (AEB), la caída era del 11,08%, en tasa interanual.

No se sabe en qué medida la escasez de crédito obedece a la falta de demanda solvente y a restricciones que imponen los bancos, aunque se ha detectado que el porcentaje de operaciones denegadas a empresas PYME es superior a la media europea y el Banco de España constata que los criterios aplicados para conceder nuevos préstamos se han endurecido mucho en los últimos años.

También está influyendo en la restricción crediticia la perspectiva de una nueva evaluación a los bancos en los próximos meses. Con una morosidad en ascenso, las entidades financieras han visto cuestionada su solvencia y prefieren invertir en deuda pública, con un interés en torno al 3,5%, los fondos que reciben del BCE al 0,25%, que asumir nuevos riesgos prestando a PYMES.
 

El siguiente gráfico, del Banco de España, recoge la evolución del crédito concedido en los últimos años:

 
 
Como observamos en el gráfico, los datos más recientes de financiación indican un cambio en la evolución del crédito, pero sigue la caída del nivel de préstamos (línea total), aunque a menor ritmo.

Esta situación, que supone una fragmentación financiera en la zona del euro, preocupa a las autoridades monetarias porque obstaculiza la aplicación de la política monetaria a todo el sistema.

Las empresas medianas y pequeñas españolas que consiguen crédito han de pagarlo a un interés en torno al 3% superior a las empresas similares de los países centrales, como Alemania y Francia, cuando el BCE es quien suministra financiación básica a todos los bancos en las mismas condiciones. Esta incoherencia podría solventarse con la aplicación de la unión bancaria europea, pero el proyecto va para largo.

Con respecto al futuro más cercano, según el responsable de Asuntos Económicos de la Comisión Europea, Olli Rehn, la banca española puede aumentar el volumen de créditos al sector privado a medio plazo, a medida que mejore la situación económica y que el sector empresarial reduzca su nivel de endeudamiento

martes, 21 de enero de 2014

LOS COMPONENTES DE LA INVERSIÓN


La inversión, que definíamos en la entrada anterior como el aumento  de capital físico, es un componente de la demanda agregada. Aumenta el capital de una economía y amplía su capacidad productiva a largo plazo. Los países de elevado crecimiento económico suelen dedicar una parte importante de su producción a  la inversión.

Aunque la inversión pública es importante para el crecimiento, dado que la mejora de las  infraestructuras del país beneficia a la actividad empresarial, es el componente privado de la inversión el que tiene mayor relevancia (89,3%)

En el siguiente gráfico tenemos  tanto la inversión pública como la privada de España en las últimas décadas, en millones de euros, así como la parte correspondiente a cubrir la depreciación (reposición) de cada una:
Podemos observar en el gráfico, recogido del estudio de  la Fundación BBVA-Invie, el escaso nivel de la inversión pública, que representaba en el 2011 un 10,7% de la inversión total.

Las inversiones vienen condicionadas por la disponibilidad de financiación adecuada. En épocas de recesión existe una estrecha relación entre los resultados económicos de las empresas y las decisiones de inversión.

Cuando no pueden recurrir fácilmente a fuentes de financiación externa tienen que valerse de sus propios recursos, por lo que, además del coste de los préstamos, las decisiones de inversión vienen influidas por la situación patrimonial de las empresas. Las restricciones financieras suelen afectar sobre todo a las PYMES.

Las empresas toman la decisión de invertir utilizando el análisis de los “flujos de efectivo descontados”. Una vez que se conoce el importe a invertir y se han estimado las entradas y salida de efectivo que ocurrirán en el período de vida de un proyecto, el análisis actualiza, utilizando el tipo de interés al que se puede financiar, los saldos de todos los flujos del período. Si ese valor actual es superior a la cantidad a invertir, convendrá realizar el proyecto

Se pueden distinguir varios subsectores en la inversión: la inversión fija de las empresas en equipamientos, la construcción de viviendas y la inversión en existencias. Las dos primeras dan lugar a la formación bruta de capital fijo.

En el siguiente gráfico tenemos las variaciones interanuales, referidas al tercer trimestre de cada año, de los dos primeros subsectores, que componen la formación bruta de capital fijo de España:

Mientras que los bienes de equipo caen a una tasa del 3,8% en el 2012, pero se recuperan hasta un 0,2% en el 2013, la construcción lleva un descenso anual en torno al 10% en los tres últimos años.

La inversión en existencias suele variar a lo largo del ciclo económico más que cualquier otro componente de la demanda agregada. Como en los períodos recesivos disminuye la demanda, las empresas acumulan existencias de modo involuntario, la producción se reduce y la demanda es atendida con las existencias acumuladas.

Cuando se dan expectativas de mejora en la economía, las empresas producen más que las ventas del momento y acumulan voluntariamente existencias para conseguir las ventas esperadas.

Si mediante una gestión adecuada se pueden mantener unas existencias más acordes con las ventas, tal como propugnan los métodos “just-in-time”, disminuirán las fluctuaciones en la inversión en existencias y en el PIB del país.

martes, 14 de enero de 2014

INVERSIÓN Y CRECIMIENTO ECONÓMICO

Aunque en el lenguaje popular se utiliza la palabra “inversión” para referirse tanto a la compra de una vivienda como a  la de activos financieros (acciones, fondos de pensiones, etc.), en macroeconomía se denomina únicamente al  flujo de gasto que aumenta el volumen de capital físico (edificios, equipamientos, existencias…)

Conviene distinguir dos conceptos: volumen de inversión ya realizada (stock de capital) e inversión del período (flujo de inversión). Suele utilizarse la metáfora del embalse de agua para diferenciar el stock del flujo. El agua embalsada en un momento dado es el stock y el agua que entra en el embalse es el flujo. El tamaño del embalse (stock) suele ser muy grande en comparación con el movimiento de agua de un período (flujo). El stock de capital neto nominal será en España en torno a los 3,5 billones de euros y la inversión anual no alcanza en estos momentos los 200.000 millones.

La inversión es un sector muy variable de la demanda agregada. El flujo inversor influye poco en la producción total del país, pero a largo plazo es el que determina el volumen de stock total y, por tanto, fija la oferta de producción.

En el siguiente gráfico tenemos la evolución del PIB (columnas azules) y de la Inversión (columnas rojas) en España durante el período de crisis. Los datos están en miles de millones de euros:


 Las líneas de tendencias nos indican que la caída de la inversión es mucho más pronunciada que la del producto del país. Mientras que el PIB ha disminuido desde el máximo de 2008 el 6%, la inversión lo ha hecho desde el nivel más alto, en el 2007,  un 40%

El impacto de la crisis ha sido brutal en la inversión,  sobre todo en la pública, que se situó en torno a 20.300 millones de euros en 2012. La inversión total, privada y pública, suponía en 2007 el 30,7% del PIB y al final de 2012 se había reducido al 19,1%, una caída de 11,6 puntos en 5 años.

La economía española dejó de caer en el 2013 y se estima que este año el PIB puede aumentar en el entorno del 1%. Es posible que en el 2014 suba ligeramente el empleo, pero una salida auténtica de la crisis  requiere incrementos de inversión que hagan posible el crecimiento del PIB a ritmos suficientes para situar el desempleo del país a niveles razonables.

martes, 7 de enero de 2014

EL CONSUMO EN LA CRISIS

Desde el comienzo de la crisis, la parte de la renta disponible familiar dedicada al consumo de los bienes básicos (alimentos, entre otros) ha ganado importancia en el conjunto del gasto, debido al aumento de los precios que ha propiciado sobre todo la mayor carga de impuestos y la subida de algunas tarifas reguladas.

Como consecuencia, la parte de los bienes duraderos de consumo, tales como lavadoras, frigoríficos y demás utensilios del hogar, se ha reducido desde cerca del 10% hace una década al 6% actual. Ha influido también en este notable descenso el endurecimiento de las condiciones de financiación.

En el siguiente gráfico podemos observar la evolución del consumo total de los hogares, en continuado descenso desde el tercer trimestre de  2010:
La línea azul representa, en porcentajes interanuales, los efectos de la segunda recesión de la actual crisis sobre el consumo familiar. Al descenso en el tercer trimestre de 2010, siguen pronunciadas caídas trimestrales hasta el primer trimestre de 2013. El ritmo de  disminución del consumo va cayendo, hasta que en el tercer trimestre (columna roja) se produce el primer aumento.

Dada la importancia del consumo familiar, que representa en España en torno al 60%, vamos a analizar el comportamiento de los bienes de consumo no duraderos y de los servicios, ya que los bienes duraderos son en gran parte una especie de inversión, aunque la contabilidad nacional los considera como consumo

En una primera aproximación, el análisis económico relaciona el consumo de los hogares con la renta disponible. Se supone que el consumo de un año y los ingresos de las familias de ese mismo año evolucionaban a la vez, sin distinguir entre variaciones temporales y permanentes de la renta.

El cociente entre el consumo y la renta se denomina propensión a consumir y como las opciones son únicamente gastar o ahorrar, si la familias consumieron el 91,8% de su renta disponible en el año 2012, es que dedicaron al ahorro el resto, el 8,2% (propensión a ahorrar).

El análisis económico moderno hace hincapié en las decisiones que se toman teniendo en cuenta los ingresos que se prevén a lo largo de toda la vida. El consumo y el ahorro se basan en la renta permanente, que es el consumo que podría mantener una persona durante toda su vida con el nivel actual de riqueza y la renta que percibirá en adelante.

Ante cualquier aumento de renta, el consumidor trata de averiguar si es temporal o permanente. Si lo considera permanente, puede dedicarla al consumo en su totalidad. En cambio, si es temporal,  apenas va a influir en el consumo, puesto que, para mantenerlo constante, debe repartirlo entre los años futuros. En consecuencia, la propensión al consumo del incremento  será muy baja. Cualquier aumento transitorio o temporal se dedicará a ahorro.

En algunas ocasiones la decisión de consumir no responde al razonamiento de la renta permanente, debido a  la restricción de liquidez. Sucede cuando se prevé un continuado aumento de rentas pero, al ser futuras,  no se dispone de recursos líquidos o de acceso a un préstamo para convertirlas hoy en consumo. Es el caso de los jóvenes que acceden al primer empleo. Deberían consumir según la renta esperada a lo largo de toda su vida, que irá en ascenso, lo cual supondría gastar hoy más de lo que ganan, pero únicamente podrán hacerlo si consiguen acceder a préstamos.

Una aplicación de la teoría de la renta permanente a la política tributaria es el caso de la subida temporal de impuestos en EE.UU. en 1968 para contrarrestar el exceso de gasto que ocasionó la guerra de Vietnam. Como la subida era para un solo año, no tuvo ningún efecto. Al ser temporal la caída de la renta disponible, las familias continuaron realizando prácticamente el mismo nivel de consumo.