martes, 20 de agosto de 2013

EFECTOS ECONÓMICOS ESTACIONALES


La Encuesta de Población Activa (EPA) es una investigación trimestral dirigida a las familias,  realizada desde 1964, con la finalidad de obtener datos de la fuerza de trabajo y de sus diversas categorías (ocupados y parados), así como de la población inactiva, la que está fuera del mercado de trabajo.

La muestra es de 60.000 familias entrevistadas, que equivalen a 180.000 personas. La metodología de la encuesta sigue las normas de la Oficina Estadística de la Unión Europea (EUROSTAT)

Aunque la nota de prensa de la EPA del segundo trimestre de 2013 informa que la ocupación subió en España en 149.000 personas, lo cierto es que de ese dato no se puede deducir que tienda a mejorar el nivel de empleo, puesto que hay que tener en cuenta las características estacionales del trimestre. Es como si, por ejemplo,  al conocer que un centro comercial vendió en diciembre un 20% más que en noviembre afirmáramos que sus ingresos tienden a mejorar, olvidando el “efecto Navidad” en las compras de las familias.

Para interpretar correctamente los datos de trimestres distintos es necesario limpiarlos de los efectos estacionales  que provoca el calendario. En esta ocasión, en nota aparte,  el INE presenta los datos desestacionalizados. Recogemos en el siguiente gráfico las variaciones sobre el trimestre anterior, en porcentaje, de la ocupación y el desempleo.

Observamos en el gráfico que cae la ocupación (línea azul) en 2012 y los dos trimestres de 2013, aunque a ritmo decreciente. Con datos desestacionalizados, en el segundo trimestre la ocupación no aumentó en 149.000 empleos, sino que descendió en 50.000, un 0,29%. Por lo tanto, los puestos creados se han debido a la temporada alta del turismo y a las campañas agrícolas.

En cuanto al desempleo, tenemos su evolución en la línea roja, en porcentaje sobre el período anterior. El paro aumentó en 2012,  aunque en menor porcentaje cada trimestre y cayó por primera vez en 60.000 personas (-1,05%) en el último trimestre.

La aparente contradicción entre el descenso de la ocupación y la caída del desempleo es debida sobre todo al descenso de la población activa (110.000 personas en el segundo trimestre), ocasionado por los desanimados que ya no buscan empleo y el saldo migratorio negativo.

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