martes, 6 de agosto de 2013

DESIGUALDAD Y CRECIMIENTO




La desigualdad entre los individuos se da porque las personas se diferencian en muchos aspectos que influyen en los ingresos económicos: nivel educativo y de salud, lugar en que habitan y propiedades con que cuentan. El entorno económico es el que se encarga de convertir esas diferencias en rentas muy distintas.


Resulta necesario, por lo tanto, analizar la distribución de las diferentes características económicas entre la población y la forma en que se traducen en diferencias de ingresos.


Observando el crecimiento de los países, el economista de origen ruso Simón Kuznets, Premio Nobel en 1971,  estableció que a medida que un país se desarrollaba, aumentaba la desigualdad al principio, pero más tarde llegaba a disminuir. La representación gráfica de esta hipótesis, relacionando la desigualdad en la distribución de la renta y  el PIB por habitante,  toma la forma de una U invertida


En el siguiente gráfico se representa el crecimiento, en abscisas, y la desigualdad de la renta, en ordenadas:


Se pueden distinguir tres fases: a) el crecimiento económico, en el cual la desigualdad va aumentando; b) la estabilización, fase en la que la desigualdad deja de aumentar, y c)  crecimiento avanzado, reduciéndose la desigualdad.

Kuznets argumentaba que el crecimiento económico va unido a la aplicación de nuevas tecnologías y cambios de la estructura económica, que elevan inicialmente los rendimientos de la educación y de la capacidad empresarial. En esta etapa aumenta la retribución de los trabajadores cualificados, que se adaptan mejor que los no cualificados a los nuevos modelos productivos.

Como las personas más cualificadas suelen encontrarse en la parte superior de la distribución de la renta, el mayor incremento de sus ingresos eleva la desigualdad 

Más tarde, cuando el aumento de los ingresos de los trabajadores cualificados induce a personas de menor cualificación a estudiar, al tiempo que se desacelera el progreso tecnológico y el cambio estructural, los incrementos de retribución a las altas cualificaciones se reducen, lo cual tiende a disminuir la desigualdad de la renta.

Pero el crecimiento por sí solo no reduce las diferencias de rentas. Al contrario, puede amplificarlas, si no existen medidas de redistribución y de justicia social.

Una de las medidas que  expresa el nivel de desigualdad entre los ciudadanos de un país es el “índice de Gini”. Este indicador va de 0 a 1, según se incrementa la desigualdad. En el caso de España, en el año 1973 el dato era de 0,375 y en 2008 descendió a 0,322, un amplio período en el que el PIB por habitante casi llegó a duplicarse.

Sin embargo, en el año 2011 el índice era de  0,34,  señalando que la desigualdad está aumentando en el período de la crisis financiera,  lo cual indica que las medidas de consolidación fiscal están afectando en mayor grado a los colectivos  de niveles bajos que a las rentas altas


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