La desigualdad entre
los individuos se da porque las personas se diferencian en muchos aspectos que
influyen en los ingresos económicos: nivel educativo y de salud, lugar en que
habitan y propiedades con que cuentan. El entorno económico es el que se
encarga de convertir esas diferencias en rentas muy distintas.
Resulta necesario, por
lo tanto, analizar la distribución de las diferentes características económicas
entre la población y la forma en que se traducen en diferencias de ingresos.
Observando el
crecimiento de los países, el economista de origen ruso Simón Kuznets, Premio
Nobel en 1971, estableció que a medida
que un país se desarrollaba, aumentaba la desigualdad al principio, pero más
tarde llegaba a disminuir. La representación gráfica de esta hipótesis,
relacionando la desigualdad en la distribución de la renta y el PIB por habitante, toma la forma de una U invertida
En el siguiente gráfico
se representa el crecimiento, en abscisas, y la desigualdad de la renta, en
ordenadas:
Se pueden distinguir
tres fases: a) el crecimiento económico, en el cual la desigualdad va
aumentando; b) la estabilización, fase en la que la desigualdad deja de
aumentar, y c) crecimiento avanzado, reduciéndose
la desigualdad.
Kuznets argumentaba que
el crecimiento económico va unido a la aplicación de nuevas tecnologías y cambios
de la estructura económica, que elevan inicialmente los rendimientos de la
educación y de la capacidad empresarial. En esta etapa aumenta la retribución
de los trabajadores cualificados, que se adaptan mejor que los no cualificados
a los nuevos modelos productivos.
Como las personas más
cualificadas suelen encontrarse en la parte superior de la distribución de la
renta, el mayor incremento de sus ingresos eleva la desigualdad
Más tarde, cuando el
aumento de los ingresos de los trabajadores cualificados induce a personas de
menor cualificación a estudiar, al tiempo que se desacelera el progreso
tecnológico y el cambio estructural, los incrementos de retribución a las altas
cualificaciones se reducen, lo cual tiende a disminuir la desigualdad de la
renta.
Pero el crecimiento por
sí solo no reduce las diferencias de rentas. Al contrario, puede
amplificarlas, si no existen medidas de redistribución y de justicia social.
Una de las medidas que expresa el nivel de desigualdad entre los
ciudadanos de un país es el “índice de Gini”. Este indicador va de 0 a 1, según
se incrementa la desigualdad. En el caso de España, en el año 1973 el dato era
de 0,375 y en 2008 descendió a 0,322, un amplio período en el que el PIB por
habitante casi llegó a duplicarse.
Sin embargo, en el año
2011 el índice era de 0,34, señalando que la desigualdad está aumentando
en el período de la crisis financiera, lo
cual indica que las medidas de consolidación fiscal están afectando en mayor grado a los
colectivos de niveles bajos que
a las rentas altas
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