El efecto de la
política de consolidación fiscal sobre el crecimiento económico en los países
periféricos europeos está siendo en los últimos tiempos una cuestión muy
controvertida.
Si al principio de la
crisis se llevó a cabo un conjunto de políticas expansivas en un intento de detener
la caída de la actividad económica, hacia 2010 afloró con fuerza creciente el
riesgo de insostenibilidad de la creciente deuda que provocaban los déficits y
la política cambió de dirección. Se iniciaron acciones de ajuste fiscal, que
fueron provocando efectos recesivos sobre la actividad
El siguiente gráfico
recuerda de un modo sencillo el marco en el que actúa la política fiscal y
muestra la formación del equilibrio de las cuentas públicas. Los gastos
públicos son fijos y los impuestos varían en proporción a la actividad
Con los persistentes
déficits fiscales, apareció de nuevo el debatido tema del multiplicador fiscal, que se define como
%
variación del PIB / % cambio del déficit público
Los efectos
estabilizadores de las políticas fiscales discrecionales se producen a través
de los cambios en el déficit público, es decir, en los gastos e ingresos
públicos.
Si el multiplicador
fiscal es mayor que la unidad, los efectos negativos de la austeridad fiscal,
que trata de reducir el déficit público mediante la disminución de los gastos y
el aumento de los impuestos, provocan
una reducción del PIB, que disminuyen la
recaudación por impuestos, con lo que se cierra una especie de “círculo
perverso” aumentando el déficit fiscal.
Es lo que puede haber
ocurrido en algunos países europeos periféricos. De ahí que algunos economistas
estén defendiendo que, en tiempos de crisis, lo acertado es aumentar el gasto
público para que el déficit acabe disminuyendo. Es decir, utilizar el
multiplicador mayor que la unidad para provocar una especie de “círculo
virtuoso”: más gasto, que aumenta el PIB
al impulsar externalidades positivas poniendo en producción capacidades
infrautilizadas, ingresos fiscales superiores al gasto inicial y, por
tanto, menor déficit.
Aunque con carácter
general un multiplicador fiscal es aceptable que varíe entre 0,5 y 1, las
distintas combinaciones de medidas, países y periodos hacen que tenga un rango
de variación muy amplio, que puede elevar el multiplicador a 2
Todo esto aconseja que las políticas fiscales deben llevarse a cabo
con ritmo adecuado, a fin de que sean efectivas en la reducción del déficit,
sin perjudicar más de lo necesario al crecimiento, y creíbles ante los
compradores de deuda pública.
Los datos fiscales de
2012 cuestionan el éxito de las políticas de austeridad y confirman las
dificultades de los países periféricos para reducir el déficit en los plazos
establecidos. En consecuencia, la deuda pública sigue aumentando rápidamente.
En el caso de España, este año superará el 90% del PIB
En el “Plan Nacional de
Reformas”(PNR-2013), el Gobierno español reconoce que las medidas de
consolidación fiscal están teniendo un efecto contractivo en la economía, que
cifran en 2,58 puntos porcentuales de IPB en el corto plazo (un año)
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