martes, 4 de junio de 2013

DESEQUILIBRIOS EN LA ECONOMIA


Hay tres desequilibrios que marcan la evolución económica y social de los países: el laboral, que se manifiesta en el desempleo; el fiscal, en forma de déficit entre los ingresos y gastos de las administraciones públicas, y el externo, como diferencia entre el ahorro interno y las inversiones del país, que se refleja en la cuenta corriente de la balanza de pagos

Las encuestas realizadas a la población española muestran con claridad que el desequilibrio laboral, el desfase entre la oferta y la demanda de trabajo, con el desempleo  del 27% de la población activa,  según la EPA del primer trimestre de 2013, es la principal preocupación de los ciudadanos.

La tasa de empleo o de ocupación (porcentaje de ocupados sobre la población en edad de trabajar), que lleva cayendo seis años ininterrumpidos, alcanzó una tasa del 66,6% en 2007 y disminuyó hasta el 54,5% en el último trimestre del año pasado, con una diferencia de cerca de 10 puntos por debajo de la Unión Europea.

El desequilibrio laboral afecta al fiscal a través de la Seguridad Social, que ha perdido 3,5 millones de afiliados en los últimos años, mientras que ha aumentado el volumen del subsidio de desempleo.

El máximo desequilibrio fiscal  se manifestó en 2009, cuando el déficit público alcanzó el 11,2% del PIB. En el siguiente gráfico observamos la evolución de la deuda pública que han ido acumulando los déficits anuales de las administraciones públicas españolas:

A principios de 2008, el endeudamiento público español era reducido y se creyó que estimulando el gasto se mejoraría la actividad económica. Lo cierto es que no se consiguió impulsar la economía y la deuda continuó aumentando. La deuda pública ha llegado al 90% del PIB y la carga de intereses que se materializa en los Presupuestos Generales del Estado es de 38.660 millones de euros en el 2013.

Pero más elevada que la deuda pública es la deuda privada (empresas y familias), que alcanzó el 175% del PIB en el año 2009, pero va descendiendo a gran velocidad, según puede comprobarse en el siguiente gráfico:


El descenso hasta el 146,5% en el pasado marzo es consecuencia de la casi nula concesión de crédito nuevo, como consecuencia del cierre de los mercados financieros para  España, y el endurecimiento en las concesiones que ha impuesto la propia banca.

En cuanto al desequilibrio externo, el déficit de la balanza por cuenta corriente alcanzó en el 2007 su nivel más elevado: el 10% del PIB, el mayor de la OCDE. La reducción que está teniendo en estos  años se debe tanto al desplome del consumo y de las inversiones en el país como a la caída de las importaciones.

Las exportaciones han evolucionado favorablemente, ganando cuota de mercado en la Eurozona, consecuencia de la reducción de los costes laborales nominales por unidad de producto, una medida de la competitividad de la fuerza laboral.

Los déficits de la balanza por cuenta corriente han llevado la deuda con el resto del mundo (deuda externa) en 2012 al 175% del PIB, pero comienza a reducirse. Las salidas netas de capitales de no residentes han sido compensadas por compras de activos y financiación bancaria del Banco Central Europeo.

Los intereses de la deuda externa privada se han reducido, disminuyendo los costes de financiación de las grandes empresas, aunque el crédito interno al por menor sigue considerándose caro.

Estos desequilibrios se sitúan en un escenario en el que la economía mundial se recupera a tres velocidades, con los países emergentes a la cabeza; Estados Unidos y algunos países nórdicos, después, y en tercer lugar, la renqueante Europa.

El PIB de la Eurozona ha caído un 0,2% en el primer trimestre de este año y el 1 % en tasa interanual. La periferia europea decrece atrapada por los recortes y los desequilibrios fiscales. La novedad es que la crisis se extiende al corazón del continente: Alemania, Francia y Holanda han empeorado sus previsiones económicas

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