martes, 11 de diciembre de 2012

EL PROCESO DE MEJORA


En el verano de 2007, tanto el petróleo como las Bolsas de Valores alcanzaban niveles record. La crónica económica daba cuenta de enormes beneficios y espectaculares operaciones financieras.

Bastó un accidente banal para cambiar súbitamente la tendencia alcista. El 9 de agosto de 2007, BNP Paribas, el mayor banco de Francia, tuvo que bloquear tres fondos de inversión valorados en 2.000 millones de euros, afectados por su vinculación con la incipiente crisis hipotecaria en EE.UU.

Ocurrió que ciertas entidades financieras estadounidenses especializadas en las ya famosas y arriesgadas hipotecas subprime estaban en serios apuros. La burbuja financiera había comenzado a deshincharse, pero a tal velocidad que más parecía una explosión. El contagio fue inmediato. La primera crisis financiera de la globalización se extendió con una virulencia terrible.

Por aquellas fechas el mercado inmobiliario español estaba llegando al límite de sus posibilidades. Con los tipos de interés subiendo, la rentabilidad de las compras para beneficiarse de las subidas posteriores de las viviendas estaba disminuyendo. Las familias tenían que dedicar, como promedio, ocho años de sus ingresos para adquirir una vivienda, lo cual estaba fuera del alcance de la mayoría.

La cuestión es que el incendio, que comenzó en el mundo desarrollado, se propagó por todo el sector financiero y, con el tiempo, ha afectado seriamente a la economía real, con una triste secuela de desempleo, pobreza y sequia financiera.

¿Cómo va llegar la mejora de la actividad económica y la creación de empleo según el pensamiento dominante en Europa?

Recordemos la composición del Producto Interno Bruto (PIB) de un país,

                         PIB = C + I + G + (X – M)

Parece evidente, por la evolución que observamos, que el incremento de actividad no será consecuencia de la mayor demanda de consumo (C), porque el gasto de las familias sigue débil a causa de la política de austeridad, el nivel de desempleo y al miedo al futuro.

La inversión privada (I) está en franco retroceso, después de varios años de elevados niveles de inversión. Al faltar demanda, las empresas tienen subutilizadas las instalaciones ya construidas y no se involucran en ampliaciones.

En cuanto al gasto público (G), tanto corriente como en infraestructuras, está sometido a recortes, a fin de llevar el déficit presupuestario a niveles ya comprometidos con las instituciones europeas.

Si Europa tuviese un presupuesto amplio a nivel de la Unión, como el 25% del PIB en poder del gobierno federal en Estados Unidos, se podrían esperar transferencias y subvenciones para evitar el recorte continuo de los gastos sociales, pero con el 1% de presupuesto sobre el PIB que recauda, no es posible contar con ninguna ayuda.

Por lo tanto, en la identidad señalada del PIB sólo nos queda un componente, el sector exterior (X-M), exportaciones (X) menos importaciones (M). Y la clave para impulsar el sector exterior es el aumento de la competitividad. De la demanda exterior puede venir la mejora de la actividad y la reducción del desempleo.

Una vía para mejorar la competitividad es el aumento de la productividad (la producción por hora trabajada), por medio de innovación, reformas estructurales y  una adecuada política industrial. Este es un camino que tiene efectos a medio y largo plazo. En lo que va de año,  el ritmo de aumento de la productividad está en torno al 3%, impulsado por el intenso ajuste del empleo.

Una segunda estrategia para aumentar la competitividad es concertar una moderación de precios y salarios, cuidando que se mantengan  los niveles reales de salarios y pensiones, es decir, las capacidades adquisitivas, lo cual supone controlar la inflación de los productos y servicios consumidos.

Estas acciones beneficiarían a las empresas, el Gobierno conseguiría mayores ingresos  fiscales y podría reducirse el desempleo en aquellos sectores que consigan mayor competitividad. En el tercer trimestre del año, los costes laborales unitarios han descendido cerca del 3% en tasa interanual

En el siguiente gráfico, obtenido del informe mensual de “La Caixa”, observamos el incremento del porcentaje de las exportaciones de bienes y servicios en los dos trimestres anteriores (tasas interanuales)
Sin embargo, la evolución negativa del PIB de nuestros vecinos comerciales, sumidos también en procesos de ajuste, va a dificultar el avance de las exportaciones en los próximos trimestres. El PIB de la zona Euro cayó un 0,1% en el tercer trimestre en términos anuales.

Como el horizonte temporal tiene importancia, a corto plazo, la citada concertación de rentas (precios y salarios)  puede ser más efectiva, pero en el medio y largo plazo la mejora de la competitividad se tiene que apoyar en mayor productividad y, por tanto,  habrá que prestar  atención especial a la inversión tecnológica y al impulso educativo consiguiente.

Pero en 2011 se invirtieron  en España en proyectos de investigación y desarrollo 400 millones de euros menos que en el año anterior y ha sido la primera vez que, en los últimos 12 años, se reduce el porcentaje de I+D respecto del Producto Interior Bruto. 

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