Terminamos las entradas
dedicadas a los factores de producción con el análisis de la utilización de los
recursos naturales, que comprenden el suelo, el subsuelo, el agua y otros
recursos que no han sido obtenidos a través de procesos de elaboración
iniciados por los seres humanos.
Los recursos naturales se
clasifican en dos categorías: a) renovables,
recursos que pueden ser usados
repetidamente, ya que son repuestos por la naturaleza (bosques, peces, viento…),
y b) no renovables, que existen en
una cantidad determinada en la naturaleza (petróleo, minerales…)
Otra distinción que
cabe hacer en los recursos naturales es entre apropiables y no apropiables. Los primeros pueden ser comprados y
vendidos en los mercados (tierra, minerales, árboles…). La característica de
los no apropiables (bancos de peces, por ejemplo) es que los mercados no sirven
para fijar el precio y, por tanto, hay que recurrir a otro sistema para fijar
la cantidad de recurso que se va a disponer.
Oferta
rígida
La característica de la
oferta de recursos naturales es que la cantidad disponible es limitada, bien
porque no se pueden reproducir, o bien, porque la reposición es muy lenta y
requiere muchos años (un bosque, por ejemplo). Esto es lo que hace que la
oferta sea rígida: al variar el precio, la cantidad ofrecida permanece constante.
Por lo tanto, será la demanda la que determine en la práctica el precio.
En la oferta de
recursos no renovables (petróleo, por ejemplo) se distinguen tres dimensiones:
a) el stock o cantidad en existencia en cualquier momento, que es independiente
del precio; b) el stock conocido, cantidad que ha sido descubierta y que puede extraerse
con el tiempo gracias a los avances tecnológicos, y c) el flujo, que es la tasa
a la que se oferta el recurso para su uso en la producción durante un período
dado
Cada vez somos más
conscientes de que el planeta Tierra cuenta con reservas limitadas y que la
tarea es gestionarlas bien para que no se ponga en peligro la especie humana
La
demanda
Al ser la demanda de
recursos naturales una demanda derivada, como la de todos los factores de
producción, depende de dos variables: el precio y la productividad.
Al descender el precio,
por ejemplo, aumentará la demanda. La cuantía de la variación dependerá de la
participación del factor en el coste total del producto que se obtiene con el
mismo. Cuanto más importante sea la participación, más sensible será la alteración
de la demanda ante cambios en el precio.
En cuanto a la
productividad, a mayor aumento de la producción del bien final al utilizar el recurso
natural, la demanda del factor será
mayor.
La
renta económica
El ingreso total que
recibe el propietario del factor está compuesto por el coste de oportunidad y la
renta económica.
Llamamos coste de
oportunidad al importe por el que estaría dispuesto el propietario a vender el
factor. A cualquier ingreso por encima del mismo denominamos renta económica.
A veces, los precios
del factor no compensan llevar al mercado mayor cantidad, porque puede que el
factor en cuestión se encuentre en condiciones difíciles de obtener. Es el caso
de algunos yacimientos de petróleo que en realidad forman parte de la oferta
total, pero no se explotan porque el precio actual del petróleo no les compensa
a sus propietarios.
Por tanto, el precio
elevado puede hacer que se oferte en el mercado un recurso que antes no era
rentable. Así, los gobiernos
cargan con un impuesto a la compra de algunos recursos escasos. Al elevar su
precio en el mercado desincentivan el consumo y evitan que se agote
rápidamente. Y, evidentemente, consiguen ingresos fiscales.
La
importancia de los bienes naturales
El reciente conflicto con Argentina sobre YPF nos recuerda la
importancia de los recursos naturales, en especial del petróleo. Así como el
respeto a las inversiones extranjeras está fuera de discusión, también es evidente el control estatal del
petróleo. El 90% de las reservas y el 75% de la producción mundial están en manos de empresas públicas. La razón es que
el petróleo es en la actualidad la materia prima con más influencia en la
política internacional y en el desarrollo socioeconómico.