martes, 13 de marzo de 2012

CRISIS Y DESIGUALDAD

Recordemos que fue en  el  verano de 2007 cuando tanto el petróleo como las Bolsas de Valores alcanzaban niveles record. La crónica económica daba cuenta de enormes beneficios y espectaculares operaciones financieras. 

Bastó un accidente banal para que cambiara súbitamente la tendencia alcista. El 9 de agosto de hace cuatro años y medio, BNP Paribas, el mayor banco de Francia, tuvo que bloquear tres fondos de inversión valorados en 2.000 millones de euros, afectados por su vinculación con la incipiente crisis hipotecaria en EE.UU. 

Un número limitado de entidades financieras estadounidenses especializadas en las ya famosas y arriesgadas hipotecas subprime estaba en serios apuros. La burbuja financiera había comenzado a deshincharse, pero a tal velocidad que más parecía una explosión. El contagio fue inmediato. La primera crisis financiera de la globalización se extendió con una virulencia terrible.

Un incendio que comenzó en el mundo desarrollado se propagó por el sector financiero globalizado y, con el tiempo, ha afectado seriamente a la economía real, con una triste secuela de desempleo, pobreza, pérdidas y sequia financiera que está llevando al cierre  de empresas, provocando el estancamiento y, al final de este trimestre, seguramente una recesión económica en términos técnicos.

Entre las lecciones que nos va dejando la crisis no es la menos importante que el mercado, ensalzado en exceso desde los tiempos de Reagan y Thatcher, no resuelve por sí mismo todos los problemas,  tal como señalábamos en una entrada anterior (“Los límites de la economía de mercado”)

En estos momentos parece que se vislumbran en la crisis tres vertientes: crisis financiera, derivada de las facilidades del crédito que llevó a la burbuja inmobiliaria, transformada hoy en sequía de crédito; crisis fiscal, por el deuda acumulada al haber tenido que suavizar con gasto público la brutal caída de la demanda y con descensos de recaudación de impuestos en estas últimas semanas,  y crisis económica por el decrecimiento del PIB que se prevé para el 2012, en torno al 1,7%

La crisis está disparando la desigualdad. La brecha económica está creciendo desde que comenzó el declive econômico. El mayor salto se dio en 2010. Entre el aumento del paro, el descenso de lós salários reales y el final de algunas prestaciones se está ampliando la brecha de desigualdad
 


Como se indica en el gráfico, en el caso de España, la relación entre lós ingresos del 20% de la población con mayores rentas y los correspondientes al 20% de menores se incrementó  de 6 a 6,9,es decir, un 15%.

En cambio, en los restantes países del sur de Europa (Grecia, Portugal e Irlanda) la desigualdad se ha reducido. También Alemania ha conseguido reducir la desigualdad y en el Reino Unido ha aumentado ligeramente.

La excepción del caso español se puede atribuir a la elevada destrucción de puestos de trabajo, dada la estrecha relación entre desempleo y desigualdad en la distribución de la renta.

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