Hace unos días China y Japón acordaron sustituir el dólar por sus propias monedas en sus intercambios comerciales. Teniendo en cuenta el alto volumen de divisas que demanda el gigantesco movimiento comercial entre ambos países asiáticos, que ocupan la segunda y tercera posición en la economía mundial por el montante de su actividad, algunos comentaristas económicos han comenzado a hablar del declive de la moneda norteamericana como divisa predominante en el comercio internacional.
Las divisas, en general, son las monedas de otros países que debemos tener para comerciar con ellos, porque cuando una empresa vende bienes o servicios en el extranjero quiere que se le pague en la moneda del propio país. Así, una empresa vasca que venda máquinas en China deseará cobrar en euros, en tanto que una empresa japonesa que venda automóviles en España pedirá que se le pague en yenes.
El comercio internacional funcionará si hay un mercado donde una moneda se pueda cambiar por otra. Se le llama mercado de divisas o de cambios. Las divisas son dinero extranjero que se compran y venden en ese mercado.
Las transacciones entre monedas determinan el precio o tipo de cambio de una divisa. Ese tipo de cambio se llama nominal o, simplemente, tipo de cambio, y es la cantidad de moneda propia que hay que entregar para conseguir una unidad monetaria de otro país.
Por ejemplo, el tipo de cambio fijado estos días por el Banco Central Europeo (BCE) bajo la expresion euro/dolar está en torno a 1,29, lo cual quiere decir que 1 euro equivale a 1,29 dólares. Otra manera de expresar el tipo de cambio es con el dolar/euro, que significa que con 1 dolar se consiguen 0,775 euros.
Si el tipo de cambio dólar/euro decrece (está ocurriendo en las últimas semanas), es decir, conseguimos menos dólares por un euro, significa que el euro se está depreciando, lo cual favorecerá la compra de productos del área del euro (exportaciones más baratas) y habrá mayor dificultad en nuestras compras en países del airea del dólar (importaciones más caras).
Teniendo en cuenta el distinto crecimiento que los precios experimentan en los diferentes países, se introduce el concepto de tipo de cambio real (Tcr), que es la relación a la que se pueden intercambiar los bienes y servicios de un país por otro.
El tipo de cambio real mide el precio de una cesta de bienes disponibles en el interior (Pi) en relación con los precio de la misma cesta de bienes y servicios en el extranjero (Pext), es decir,
Tcr = Tcn * (Pi / Pext)
siendo Tcn el tipo de cambio nominal, medido en términos euros/dólar.
Por ejemplo, si el índice de precios del conjunto de los bienes de España (Pn) es de 120 y el correspondiente a EE.UU. es de 110, el tipo de cambio nominal de 0,775, citado antes, se convierte en 0,845. El euro tiende a depreciarse, es decir, que se tendrán que entregar más céntimos de euro para conseguir 1 dólar, debido a tener un nivel de precios mayor que el estadounidense.
El tipo de cambio real ofrece información sobre el verdadero valor de la moneda de un país. Indica el número de unidades de producto que un país debe entregar a cambio de una unidad de producto del país con el que se comercia. Los países que tienen tasas de inflación superiores con respecto a los que comercian suelen ver cómo sus monedas se deprecian, porque tienen menos capacidad de compra. Por tanto, la inflación de un país tiende a reducir la capacidad competitiva de sus empresas.
La moneda de cambio y de reserva internacional por excelencia es el dólar. Más del 70% de las reservas mundiales están en dólares, frente a un 25% en euros. La utilizan los países de todos los continentes en sus transacciones comerciales. El sistema financiero internacional opera también mayoritariamente con la divisa norteamericana.
China, Rusia y las principales economías emergentes, con el apoyo de la ONU, vienen exigiendo desde el año 2009 que se reconsidere el papel hegemónico del dólar como reserva mundial y se sustituya por una divisa de reserva internacional que no esté relacionada con naciones individuales y pueda así permanecer estable a largo plazo.
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