martes, 10 de enero de 2012

EL MERCADO DE DIVISAS

Conocido el concepto de tipo de cambio, la diferencia entre el tipo nominal y el cambio real e introducida en una entrada anterior la  paridad del poder adquisitivo (PPA), vamos a desarrollar en este escrito el mercado de divisas.

Las transacciones internacionales suponen, al menos, la existencia de dos monedas: la moneda propia (el euro, en nuestro caso) y la extranjera (generalmente, el dólar). Si sólo consideramos esas dos monedas, la demanda de euros es también la oferta de dólares y viceversa.

La demanda de euros proviene de las personas o entidades que desean cambiar dólares (u otras divisas) por euros, que puede estar motivado por:
a)    Las exportaciones de bienes y servicios de los países de la eurozona, que reciben dólares por sus ventas y posteriormente los convierten en euros.
b)    Los turistas extranjeros que nos visitan, puesto que deben cambiar sus monedas (dólares, sobre todo) para conseguir euros.
c)    Las entradas de capitales financieros para comprar activos de la eurozona, que necesitan cambiar sus monedas por euros.

Tres son las variables que inciden en esas demandas: a) el tipo de cambio real, es decir, el precio relativo de los bienes nacionales con respecto a los extranjeros, que cuando es bajo estimula las exportaciones; b) la renta del país extranjero, que al aumentar tiende a adquirir más bienes y, por tanto, se incrementan nuestras exportaciones, y c) el diferencial de tipos de interés nacionales y del extranjero, que hará incrementarse la entrada de capitales a corto plazo si nuestro tipo de interés es superior al extranjero

En cuanto a la oferta de euros, como es la demanda de dólares (y otras monedas), dependerá de las variables indicadas para la demanda de euros, sin más que sustituir la renta de otros países por la propia, que influirá decisivamente en nuestras importaciones y el diferencial de tipo de interés, que cuando es a favor de los países extranjeros, aumentará la salida de capitales financieros a corto plazo.

La demanda y oferta de euros nos conduce al tipo de cambio de equilibrio, una situación en la que resultan compatibles los planes de los compradores y vendedores de euros (en la figura 1,30 dólares por euro)

A 1,40 dólares por euro hay exceso de oferta, por lo que el tipo de cambio descenderá hacia el equilibrio. Lo contrario ocurrirá a 1,20 dólares por euro, con un exceso de demanda, impulsando el tipo de cambio también hacia el equilibrio.

En la mayoría de los países, los tipos de cambio son flexibles o libremente fluctuantes, con lo que el tipo de cambio depende  del juego de la demanda y la oferta de divisas. Sin embargo, muchas veces los Bancos Centrales intervienen para tratar de alterar los tipos de cambio en una determinada dirección, comprando o vendiendo divisas. Esa actuación da lugar a la denominada flotación sucia.

Es lo que ocurre en muchas ocasiones. Ante situaciones de dificultad económica,  ningún país está dispuesto a renunciar al impulso que suponen las exportaciones y para ello no dudan en intervenir en los mercados de divisas ante cualquier atisbo de fortalecimiento excesivo de su moneda, que encarecería los productos en el exterior. El ejemplo es el propio EE.UU., que tras predicar que busca un  “dólar fuerte”, se sienten muy cómodos con su debilidad habitual, ya que puede ayudar a compensar vía exportaciones la caída acentuada de su consumo privado interno.

El Mercado de Divisas, también conocido como mercado "Forex" o “FX” (The Foreign Exchange Market), es el mercado financiero más grande y líquido del mundo, con una facturación del orden de 60 veces el volumen de negociación de la Bolsa con más actividad. A grandes rasgos puede decirse que el 90% de las transacciones provienen de los inversores o de quienes administran su dinero y el 10% restante de las empresas que intervienen en el comercio internacional..

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