martes, 13 de diciembre de 2011

LA DEMANDA DE INVERSIÓN PRIVADA

En la entrada anterior nos ocupábamos del gasto en consumo privado, el principal componente del Producto Interior Bruto (PIB). En esta ocasión vamos a centrarnos en otro elemento del producto global del país: la demanda de inversión privada. 

Se denomina capital en macroeconomía a los bienes físicos (edificios, equipos... ) utilizados en los procesos productivos. La suma del importe de todo ese tipo de bienes de un país es el stock o valor del capital. Al incremento o formación de ese stock de capital durante un año se le llama inversión.

En la inversión privada se distinguen dos categorías: La Formación Bruta de Capital Fijo y la variación de existencias. La primera categoría está formada por dos componentes:

a)     Plantas y equipos productivos
b)    Construcción residencial o viviendas

Al aumentar la renta del país subirá el ahorro y, con el aumento de los recursos disponibles, también se incrementará la inversión. Es la inversión inducida por la renta.

Una característica de la inversión es que provoca un mayor efecto sobre la renta, aumentándola o reduciéndola.  Es lo que se llama efecto multiplicador de la inversión. Por ejemplo, si invertimos 10.000 euros en un proyecto empresarial, supone una inyección de gasto en la economia por valor de esos 10.000.

La renta habrá aumentado en 10.000 y sus perceptores destinarán una parte de ella al consumo. Con una propensión marginal al consumo (PMC) de 0,80, el consumo agregado aumentara en 8.000 (0,8*10.000). Esos 8.000 constituyen, a su vez, rentas, que siguiendo con el supuesto de PMC=0,80, aumentarán el consumo en 6.400 (0,8*8.000).

La secuencia de gasto será: 10.000 + 10.000*0,80 + 10.000 * 0,80 * 0,80…

Sacando factor común: 10.000 (1+0,80+0,802…)

La suma de la progresión geométrica descendente de razón 0,80 nos da el  incremento final de renta = 10.000 * [1 / (1 - 0,80)] = 50.000

La expresión 1 / (1-0,80) = 5 se denomina multiplicador de la inversión e indica el efecto final que producirá en la renta el aumento de una unidad monetaria de inversión.

El problema principal de la demanda de inversión privada es que se trata de una variable muy inconstante. Depende del tipo de interés, de la renta del país y, sobre todo, de los rendimientos esperados al llevar a cabo la inversión. La crisis financiera que padecemos ha empeorado notablemente las perspectivas económicas y, con ello, el porcentaje de inversión privada sobre el PIB ha ido descendiendo en los últimos tres años

 
 
En una recesión como la actual, la línea de inversión se desplaza hacia la izquierda, reduciendo el nivel de inversión a cualquier tipo de interés, tal como se representa en la figura. 

 
Las expectativas de rendimientos para los próximos años han descendido,  el riesgo parece mucho mayor y los bancos están menos dispuestos a conceder préstamos En estas circunstancias, incluso un descenso de los tipos de interés puede resultar incapaz de generar mayor volumen de inversión.

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