martes, 27 de diciembre de 2011

EL SALDO EXTERIOR DE UN PAÍS

Una vez comentados en entradas anteriores tres de los flujos vitales de toda economía, es decir, el consumo privado, la inversión privada y el gasto público,  los tres componentes de la demanda interna, nos resta tratar sobre el flujo que aportan al PIB las relaciones con otros países. 

La demanda externa se recoge en la balanza de pagos del país, que es un documento contable donde se registran las operaciones de  cobros y pagos generadas por las transacciones económicas realizadas por los residentes de un país con el resto del mundo.

El componente más significativo de la balanza de pagos es la balanza por cuenta corriente, que tiene las siguientes partidas:

a)     Balanza Comercial. Incluye los cobros por exportaciones y los pagos por importaciones
b)  Balanza de servicios. Incorpora los cobros por la prestación de servicios a otros países (turismo, transporte, asistencia técnica…) y los pagos por los servicios recibidos.
c)   Balanza de rentas. Ingresos por trabajo y capital de las personas del país en el resto del mundo y pagos por no residentes que prestan servicios en el país.
d)  Balanza de transferencias. Transacciones sin contrapartida, tales como remesas de emigrantes y donaciones de otros países. 

Al saldo de la cuenta corriente se le suele llamar también saldo exterior de la economía.

Hablamos de déficit exterior cuando ese saldo  es negativo y de superávit  exterior cuando sucede lo contrario.

En el siguiente gráfico se representa la evolución de la Balanza de Pagos por cuenta corriente de España, desglosado en sus diversos componentes: 
 

El déficit exterior viene a ser una fuente de recursos que puede servir para financiar la inversión del país. Quien mantiene un superávit con otros países, por el contrario, está financiando con su ahorro el consumo del resto del mundo 

Veamos, por ejemplo, las relaciones comerciales entre España y Alemania en el año 2010. España importó de Alemania bienes por valor de 28 millones de euros y exportó a aquel país 19,5 millones. Por tanto, España tuvo un déficit comercial de 8,5 millones  de euros. 

Ese déficit significa que dimos esa cantidad a Alemania en forma de promesas de pago, materializadas en forma de billetes de banco, pagarés o letras, pero no en bienes y servicios. España gastó en 2010 más de lo producido, mientras que en Alemania ocurrió lo contrario. 

Hasta que las promesas de pago no se ejecuten, es decir, mientras Alemania no gaste nuestros euros comprando bienes españoles estará financiando el consumo o la inversión de España con parte de su ahorro. 

Por tanto, el déficit exterior de un país es un préstamo recibido del resto del mundo que, si lo dedicamos a inversiones con buen rendimiento, podremos devolverlo y quedarnos con un excedente. En cambio, si lo gastamos en consumo, tendremos dificultades cuando llegue la hora de devolverlo.

Las inversiones de un país tienen tres fuentes de financiación: ahorro privado (familias y empresas), ahorro público (impuestos menos gastos públicos y menos transferencias unilaterales –por ejemplo, pensiones-) y déficit exterior (en su mayor parte, importaciones menos exportaciones). 

España mantuvo entre 2003 y 2008 un elevado nivel de inversiones gracias al ahorro recibido de otros países, porque el generado en el país resultaba insuficiente. Es lo que nos indican los déficits de la balanza por cuenta corriente, que en el 2007, su nivel más alto, se situaba en el 10% del PIB

El descenso de la demanda interna española, con la consiguiente reducción de la producción y el empleo, ha reducido el déficit exterior de bienes y servicios al 4,5% en 2010 y podría haberse eliminado en el 2011 si los precios del petróleo y otras materias oprimas no se hubieran elevado.  

martes, 20 de diciembre de 2011

EL SECTOR PÚBLICO

En las entradas anteriores tratamos sobre dos componentes de la demanda interna: el gasto en consumo y la inversión privada. Para completar los componentes del PIB por la vía de la demanda agregada nos quedan el gasto público y la demanda exterior (exportaciones menos importaciones). 

El sector público está compuesto en España por las Administraciones Públicas, que funcionan por el principio de autoridad, y las Empresas Públicas, que tienen titularidad pública, pero funcionan como empresas privadas. 

Dentro de las Administraciones Públicas hay que distinguir:

- La Administración Central, compuesta por el Estado Central y los Organismos Autónomos (como el Instituto Nacional de Estadística), que son organismos con un funcionamiento autónomo

- La Seguridad Social, que es un organismo con especialización funcional en vez de territorial. Se financia directamente (cotizaciones de trabajadores y empresarios) y a través de las transferencias del Estado central.

- La Administración Territorial, que  incluye a las Comunidades Autónomas, las Diputaciones  y los Ayuntamientos.

Con un criterio económico, el gasto de esas Administraciones Públicas tiene tres grandes apartados:

a)     El gasto público corriente, destinado a la retribución del personal,  a la adquisición de bienes y servicios, al pago de los intereses de la deuda pública y a las transferencias corrientes (unilaterales)

b)    El gasto público de inversión, en el que el sector público contribuye a la formación bruta de capital (inversiones) en la economía

c)     El gasto financiero, que atiende a la devolución de la deuda pública

En el siguiente gráfico vemos la evolución del gasto público español no financiero (línea amarilla), es decir, sin tener en cuenta los pagos por devolución de la deuda pública:
Al comparar el gasto con los ingresos no financieros (línea azul), podemos comprobar que se ha reducido el déficit público en el 2011 y también ha descendido la necesidad de financiación del exterior (ver entrada del 2 de agosto), marcada en barras rosas. 

En el mapa que presentamos a continuación tenemos una panorámica del nivel de participación del gasto público en el PIB de diversos países europeos:
 
(Los niveles de gasto público van de mayor a menor con los siguientes colores: marrón, rojo, naranja, amarillo y azul)

Una comparación, por ejemplo, entre España y Francia aporta los datos siguientes:

% gasto público / PIB
% carga tributaria / PIB
Francia
52,8
44,6
España
41,1
33,9

España está 11,7 puntos porcentuales por debajo de Francia en gasto público y sabemos que los recursos del sector público son importantes para  fomentar modelos socialmente deseables,  avanzar en el desarrollo sostenible, mejorar la distribución de la renta y avanzar en la igualdad de oportunidades.

En cuanto a la carga tributaria, una política fiscal más progresiva, que consiga aumentar el nivel de recaudación en un 10,7%, diferencia entre los dos países, permitiría a España financiar con creces el déficit público sin tener que tomar medidas que dañen el estado de bienestar y la capacidad de crecimiento económico. 

Pero las previsiones de los analistas económicos para el 2012  apuntan en otra dirección: un descenso del gasto público del orden del 4% que, junto a la caída del consumo y de las inversiones, con cierta compensación por el esperado crecimiento de las exportaciones, puede acabar en conjunto haciendo caer el PIB español y el nivel de vida en torno al 0,5% en el nuevo año.