martes, 27 de julio de 2021

CONSUMO INDIVIDUAL EFECTIVO

Aunque el Producto Interior Bruto (PIB) por habitante suele utilizarse como un indicador del nivel de bienestar de los países, resulta más adecuado emplear el consumo individual efectivo (CIE) de las familias.

El CIE consiste en los bienes y servicios consumidos efectivamente por individuos, independientemente de si han sido adquiridos y pagados por los hogares, por el Gobierno o por instituciones sin ánimo de lucro.

Por tanto, el consumo Individual efectivo o real es la suma del consumo final de los hogares, más el consumo de las instituciones sin fines de lucro que sirven a los hogares y el gasto del Gobierno en bienes y servicios de consumo individual de las familias.

Es un indicador más amplio que el utilizado por la Contabilidad Nacional como gasto final de los hogares, donde únicamente se recogen los gastos en bienes y servicios adquiridos y pagados por las familias

El CIE se utiliza en las comparaciones internacionales para evitar la influencia de algunos servicios importantes, como los de salud y educación, que se prestan a los consumidores de modo diferente en los diversos paises. Por ejemplo, los servicios de odontología costeados por el Gobierno no están entre los consumos de las familias en las cuentas nacionales, en tanto que el CIE los incluye porque realmente han sido utilizados por los hogares.

Según las estadísticas de Eurostat, en 2020, Luxemburgo registró el nivel más alto tanto de PIB como de CIE, en paridad de poder adquisitivo, seguido de Alemania, Dinamarca y Holanda. España se encuentra en el puesto 14, con un consumo en torno al 13% inferior a la media europea.

El Consumo Individual Efectivo es un indicador alternativo mejor adoptado para describir el bienestar material de las familias. Los niveles son más homogéneos que el PIB, aunque, como puede verse en el gráfico, existen diferencias importantes entre los países miembros de la UE.

Aunque resulta evidente tener en consideración aspectos subjetivos, como las percepciones de los individuos sobre sus condiciones de vida y las relaciones sociales que mantienen, no cabe duda de que el nivel de consumo individual real es un componente básico en la evaluación del bienestar. 

miércoles, 21 de julio de 2021

COMPETENCIA Y PODER DE MERCADO

 El poder de mercado se define como la capacidad unilateral que tiene una empresa o grupo de empresas para elevar sus precios por encima del umbral competitivo.

El modelo competitivo perfecto (prácticamente inexistente) asume que hay un gran número de compradores y de vendedores, y cada uno de ellos es muy pequeño respecto al tamaño del mercado para influir en las condiciones que opera.

Por tanto, la variable que guía las decisiones de compra o venta de un producto en un mercado competitivo es su precio, que no depende de las acciones individuales de una empresa.

El poder de mercado surge al alejarse del modelo competitivo perfecto, influyendo significativamente en las condiciones de venta o compra de producto y servicios.

Las empresas pueden tener distintos niveles de poder de mercado, desde el monopolio, con un control total del precio de su producto, al ser el único oferente, hasta el oligopolio y la competencia monopolística, cuando venden productos diferenciados, aunque deben enfrentarse a la competencia cercana de otras firmas.

Existen tres factores que hacen posible lograr el poder de mercado:

a)Barreras de entrada, que dificultan a nuevas empresas entrar a competir en el mercado

b)Diferenciación de los productos ofertados a los ojos de los consumidores

c)Economías de escala, que supone la caída significativa del coste a medida que aumenta la cantidad producida.

El monopolio y el oligopolio, que suelen contar con gran poder de mercado, ocasionan un empobrecimiento del mercado. La falta de competencia genuina puede generar una rémora en la innovación de los servicios brindados.

En estos modelos, el consumidor sale perdiendo por la falta de competencia o la competencia desleal, dando lugar a una subida de precios y una merma de la producción.

Ejemplos destacados de monopolios son hoy día Microsoft, compañía tecnológica multinacional; Facebook, servicio de redes sociales, y Google, el motor de búsqueda más utilizado en la web.

Entre los oligopolios muy conocidos se encuentran Nestlé, empresa multinacional de alimentos y bebidas; Danone, compañía francesa agroalimentaria, y Visa, multinacional de servicios financieros.

Un caso oligopolístico de concentración empresarial es el sector financiero español. Tras una época de expansión sin control, a partir de la crisis de 2008 está inmerso en un proceso acelerado de concentración, que ha reducido en España 100.000 empleos y cerrado más de 22.000 sucursales.

El motor de estos movimientos han sido las fusiones, que ha provocado un notable incremento de cuota de mercado de los cinco grandes bancos. Han pasado del 42,4% del mercado en 2008 al 67,4% al final de 2020.

En general, un poder de mercado excesivo, concentrado en manos de unas pocas empresas, puede afectar al crecimiento a medio plazo, socavando la recuperación tras la crisis de la pandemia. Podría obstaculizar el avance de muchas empresas emprendedoras en un momento en que su dinamismo es muy necesario.

martes, 13 de julio de 2021

EL EMPLEO ENTRE LOS JÓVENES

 

El informe sobre “Jóvenes y Mercado de Trabajo” permite conocer la situación del empleo juvenil. En este contexto se entiende por jóvenes a los menores de 25 años, aunque a veces se hagan referencias a menores de 30 años.

El estado de alarma y la reducción de la actividad económica para hacer frente a la pandemia durante la primera mitad del año 2020 afectaron gravemente a la evolución del mercado de trabajo entre los jóvenes.

En el siguiente gráfico tenemos la tasa de empleo, en porcentaje sobre la población de los diversos colectivos:


Mientras el 62,3% del conjunto de trabajadores entre 16 y 64 años consiguen empleo, el acceso del colectivo de 16 a 29 no supera el 36,4% y los comprendidos entre 16 y 24 no llegan al 20%.

Si la diferencia entre el colectivo laboral total y el de los más jóvenes era en 2007 de 25 puntos porcentuales (p.p.), en 2020 llega a los 42 p.p., es decir, que en 13 años aumenta en un 68%.

Aun cuando en el cuarto trimestre de 2020 el empleo de los jóvenes de 16 a 24 años desciende en todos los niveles de estudios, la reducción ha sido más acusado en los de nivel medio (16,6%) y bajo nivel (34,4%), mientras que la caída en el nivel de estudios alto fue del 3,2%


La tasa de paro juvenil española fue la más elevada (40,4%) en el tercer trimestre de 2020 entre los países miembro de la Unión Europea. La media de los Estados era del 18,3%

La falta de eficacia de las políticas activas de empleo (PAE) no está ayudando a la integración en el mercado laboral. Un informe reciente sobre las políticas ofrecidas por los servicios públicos en España da un dato revelador: en torno al 90% de los desempleados no reciben ningún tipo de servicio de empleo.

Sin adecuados diagnósticos y tratamientos diseñados por orientadores profesionales de empleo, los parados abandonados a su suerte tardan mucho en conseguir empleo, o solo logran contratos de trabajo precarios, aguantando sensaciones de frustración, miedo e incertidumbre.





martes, 6 de julio de 2021

DISTRIBUCIÓN SOCIAL DE LA RENTA


Entre las diversas definiciones de la clase media de un pais, un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), publicado en 2019, estableció que pertenecen a ella las personas cuyos ingresos se encuentran entre el 75% y el 200% de la mediana de ingreso disponible de la sociedad a la que pertenecen.

El método de cálculo consiste en sumar los ingresos de una familia y dividirlos entre el número de personas que viven bajo el mismo techo. En España, la clase media agrupa a las personas cuya renta oscila entre los 11.200 y los 30.000 euros anuales. Serán clase baja los que perciban ingresos inferiores a 11.200 euros y clase alta cuantos superen los 30.000 euros.



En el siguiente gráfico podemos observar la evolución de cada clase social desde 1975 hasta 2020, diferenciando dos tramos en la clase media: nivel medio-bajo y nivel medio-alto.



La clase alta se ha mantenido en todo el período en torno al 10% y la clase media-alta apenas oscila alrededor del 25%.

Es en las dos restantes clases sociales donde se observan modificaciones. En los primeros años de esta década hay un trasvase de la clase media-baja a la clase baja, hasta situar a ambas en torno al 32% en 2020. Desde el año 2000, la caída de la clase media-baja ha supuesto aumentar la clase baja en 7 puntos porcentuales (25 al 32%). La clase media en conjunto se sitúa en un 57,8%.

Los ingresos de la clase media varían en España por Comunidades Autónomas. Por ejemplo, en el País Vasco, una persona con una renta entre 14.400 y 38.400 euros se considera clase media, mientras que en Andalucía lo es una con una renta entre 8.900 y 23.800 euros.

Es en el terreno educativo donde se acentúan las diferencias entre las clases sociales. El porcentaje de hogares de clase media en las que el cabeza de familia tiene un título de educación superior es del 32%, el doble que en la clase baja. A su vez la clase alta duplica la proporción de estudios universitarios en el cabeza de familia respecto de la clase media (68%)