Los tipos de interés negativos pretenden estimular la actividad económica, pero es posible que mantenidos a largo plazo puedan impulsar a los inversores a tomar más riesgo en busca de rentabilidad, incrementen los precios de algunos activos y hagan que una parte del ahorro huya al exterior para mejorar los rendimientos. ¿Cómo surgen los tipos de interés negativos?
El tipo de interés es la rentabilidad que recibe un prestamista por permitir que el prestatario utilicen sus ahorros. Llamamos tipo de interés nominal al expresado en términos monetarios y tipo de interés real al que resulta de deducir la tasa de inflación al interés nominal.
El tipo de interés nominal más conocido es el Euribor, un tipo de oferta interbancaria promedio al que cierto número de bancos europeos se conceden préstamos a corto plazo, para otorgarlos después a empresas y particulares.
En el gráfico tenemos la evolución del euribor a 1 año (rojo), a1 mes (azul) y a una semana (verde). Como podemos observar, el euribor a 1 año, el aplicado en las hipotecas para la compra de viviendas, llegó a alcanzar en torno al 5,5%, pero a partir de octubre de 2016 tiene signo negativo y, a finales de agosto, ha caído hasta -0,35%.
El análisis económico suele explicar la formación del tipo de interés suponiendo que existe un único tipo que se paga a los activos financieros no monetarios, tanto a corto plazo (vencimiento a un año) como a largo plazo (vencimiento a varios años). Este tipo de interés estará determinado en el mercado de dinero por la oferta y la demanda, tal como podemos observar en el siguiente gráfico macroeconómico:
Un banco central puede aumentar o disminuir la oferta (linea vertical O, que no depende del tipo de interés), mediante la compra o venta de deuda pública y bonos de corporaciones, así como facilitando liquidez a los bancos a través del redescuento. La demanda de dinero (D), en cambio, depende de la evolución de la tasa de interés y, por ello, aumenta al descender el tipo.
En el gráfico, la oferta de dinero (O1) se cruza con la demanda de dinero (D) en el punto E1, al nivel del precio del dinero r1, el punto de equilibrio que determina el tipo de interés de mercado.
Si el banco central quiere bajar el tipo de interés para estimular la economía, aumentará la oferta monetaria a O2, Se alcanzará un nuevo punto de equilibrio (E2), incrementándose la cantidad de dinero de M1 a M2 y descendiendo el tipo de interés a r2. Hasta no hace mucho se pensaba que había un suelo, la tasa cero, para el descenso del tipo de interés, pero desde la Gran Recesión se han afianzado los intereses negativos.
En 2012, para sostener al euro, el Banco Central Europeo inició una política de inyección de dinero para provocar la caída de los tipos de interés, que tuvo como consecuencias estimular la inversión, reducir el coste de las hipotecas y disminuir la morosidad. El precio oficial del dinero a cero y el Euribor en tasas negativas colaboraron en salir de la recesión y avanzar en la posterior recuperación.
La política de bajos tipos de interés ayudó a las entidades financieras a sobrevivir tras la quiebra de Lehman Brothers. La compra masiva de deuda por parte del BCE posibilita aún que los bancos puedan dar más crédito, con lo que se apoya a la actividad económica y a la creación de empleo.
Aunque se preveía un incremento paulatino de los tipos de interés este año, parece que el BCE no confía en la recuperación que antes esperaba para el segundo semestre. Las perspectivas van empeorando, sobre todo en el sector industrial, y se ralentiza el crecimiento de los países europeos.
El otro aspecto de la caída de tipos de interés es el derrumbe de la rentabilidad en la retribución a los ahorradores. Las propias entidades financieras deben pagar un 0,40% por tener el dinero depositado en cuentas del BCE, una especie de sanción que busca impulsar a los bancos a que dediquen sus recursos a dar créditos o realizar inversiones.
En su última reunión, el BCE decidió retrasar la subida de los tipos de interés hasta mediados de 2020 y señaló la posibilidad de situar el precio del dinero básico, hoy a cero, en terreno negativo, si el escenario económico se sigue deteriorando.
Un alto dirigente bancario, en declaraciones a la prensa, no desechó la idea de llevar los intereses negativos hasta los depósitos de los clientes particulares, es decir, de cobrar un tipo de interés a los depositantes ahorradores en lugar de retribuirles.
De hecho, los intereses reales (deducida la inflación) de los depósitos en cuenta corriente y a plazo llevan tiempo siendo negativos, dado que los intereses aplicados por los bancos son prácticamente nulos y la inflación es positiva (0,5% interanual en julio). Ello significa que el pequeño ahorro de las familias, depositado en los bancos, está perdiendo poder adquisitivo.