martes, 19 de junio de 2018

COMERCIO INTRAINDUSTRIAL

La explicación del comercio entre los países se suele basar en las diferencias de dotación de recursos entre territorios. Se apoya en las ventajas comparativas que se obtienen de la abundancia relativa de los factores utilizados en la producción, así como en la tecnología disponible.


El modelo de Hecksher-Ohlin, formulado en las primeras décadas del siglo pasado por economistas suecos, señala que los países con abundancia de capital productivo serán productores y exportadores de bienes intensivos en capital e importarán bienes de países intensivos en trabajo. 

Frente a este comercio, llamado "interindustrial”, en las últimas décadas va ganando importancia el denominado “comercio intraindustrial” o bidireccional, que se fundamenta en la teoría de la competencia monopolística (competencia imperfecta). Aunque dos países tengan la misma dotación de factores, cada uno puede producir el mismo o muy similar bien, pero buscando siempre la diferenciación, ya sea en calidad o en precio, a fin de incrementar su producción y obtener economías de escala, objetivo principal de este tipo de comercio.

Mientras que el comercio interindustrial se basa en productos terminados y refleja la ventaja comparativa, el intraindustrial es más bien el producto de la fragmentación de los procesos productivos en submódulos que se realizan en diferentes lugares del mundo con una integración del producto final en un solo sitio.

El comercio bidereccional supone un proceso de intercambio de productos equivalentes, un comercio en doble sentido dentro de una misma rama industrial. La diferenciación de productos hace posible que se importen y exporten bienes o servicios similares.

En el siguiente gráfico se presenta el grado de interrelación entre importaciones y exportaciones en los países de la OCDE, que evidencia el incremento del comercio intraindustrial en los países desarrollados:


Observamos que España se sitúa en una posición intermedia y que su nivel de contenido extranjero en las exportaciones va en aumento en los últimos años (20% al 28%)

Se constata que van adquiriendo importancia creciente los flujos comerciales de productos semejantes entre los países industrializados, especialmente dentro de la Unión Europea. El comercio intraindustrial no tiene importancia en los intercambios entre los países menos desarrollados y los desarrollados, aunque se aprecian ciertos flujos comerciales entre algunos países emergentes y los desarrollados. En conjunto, se estima que hasta una cuarta parte del comercio mundial puede atribuirse al comercio intraindustrial.

La mayor importancia del comercio intraindustrial se da en los sectores más avanzados tecnológicamente, como el de maquinaria, la industria farmacéutica, la química, el equipamiento de telecomunicaciones y el automóvil.

Un ejemplo paradigmático de comercio bidireccional lo constituye el intercambio de automóviles dentro de la Unión Europea. España importa vehículos de Francia, Italia, Alemania y otros países. Al mismo tiempo, fabrica y exporta automóviles a esos mismos países. Todos ellos producen un mismo bien, pero los modelos se diferencian en calidad o precio. Se dice que son productos sustitutivos, pero no plenamente, porque es evidente que el consumidor es capaz de diferenciarlos.

Esta modalidad de intercambio busca incrementar la eficiencia productiva, al desagregar los productos en complejas cadenas de valor internacionales, favoreciendo también a los consumidores al ampliar la oferta disponible, mostrar una variada calidad de productos y un mayor rango de precios.




















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