Aunque el avance del concepto de Responsabilidad Social Corporativa está impulsando a las empresas a dar cuenta de las acciones que realicen en favor del conjunto de la sociedad, los estados contables habituales no incluyen muchos aspectos que afectan al bienestar de las personas.
Tratando de captar los valores sociales generados por las empresas, en el año 2010 nació la denominada “Economía del Bien Común”(EBC), un proyecto promovido por el economista austríaco Christian Felber, como economía sostenible, alternativa al capitalismo de mercado y a la economía planificada.
Como nuevo sistema económico, basado en los valores humanos universales, el modelo propuesto hace constar que se apoya en “la cooperación y no en la competencia, en el bien común y no en el afán de lucro, tratando de servir de palanca de cambio a nivel económico y social”.
Para medir la evolución de las empresas hacia estos objetivos ha creado el Balance del Bien Común, con indicadores diferente al balance financiero. Es una herramienta que permite medir y visibilizar el efecto que produce sobre los grupos de personas a quienes pueden afectar las actividades de una empresa: empleados, inversores, proveedores, clientes, asociaciones del entorno y medio ambiente.
Se ha establecido también una “matriz del bien común”, situando en el eje horizontal los cinco valores fundamentales y en el vertical los diferentes grupos de afectados, tal como se recoge en el siguiente esquema:
Tratando de captar los valores sociales generados por las empresas, en el año 2010 nació la denominada “Economía del Bien Común”(EBC), un proyecto promovido por el economista austríaco Christian Felber, como economía sostenible, alternativa al capitalismo de mercado y a la economía planificada.
Como nuevo sistema económico, basado en los valores humanos universales, el modelo propuesto hace constar que se apoya en “la cooperación y no en la competencia, en el bien común y no en el afán de lucro, tratando de servir de palanca de cambio a nivel económico y social”.
Para medir la evolución de las empresas hacia estos objetivos ha creado el Balance del Bien Común, con indicadores diferente al balance financiero. Es una herramienta que permite medir y visibilizar el efecto que produce sobre los grupos de personas a quienes pueden afectar las actividades de una empresa: empleados, inversores, proveedores, clientes, asociaciones del entorno y medio ambiente.
Se ha establecido también una “matriz del bien común”, situando en el eje horizontal los cinco valores fundamentales y en el vertical los diferentes grupos de afectados, tal como se recoge en el siguiente esquema:
El propósito es conseguir una puntuación (distribuida según indica el cuadro) entre 0 (máximo incumplimiento) y 1.000 (máximo cumplimiento), con el fin de que permita a los consumidores y a las administraciones públicas distinguir entre las empresas cumplidoras e incumplidoras. La puntuación también sirve para que las empresas puedan tener ventajas legales, tales como una posible reducción del IVA, préstamos bancarios más baratos o ayudas oficiales.
Como instrumento de responsabilidad social, al defender la contribución al Bien Común frente al afán de lucro como medida del éxito económico, la matriz permite realizar un balance ético, ecológico y democrático de las empresas. Felber propone que no sólo mida los resultados económicos, sino también si la empresa crea o destruye empleo, la calidad de los puestos de trabajo, los criterios de reparto de beneficios, el trato igualitario entre hombres y mujeres y el cuidado del medio ambiente.
Muchos objetivos tienen un carácter abstracto y resultan difíciles de medir, pero podrían utilizarse indicadores del estilo de los habituales en la Responsabilidad Social Corporativa que vienen publicando las empresas
En septiembre de 2015, el Comité Económico y Social Europeo manifestó que la Economía del Bien Común es un modelo adecuado para la creación de un mercado ético europeo y, en el año 2017, la Comisión Europea lo estableció como modelo alternativo, encargando a un grupo de trabajo la coordinación de los diferentes movimientos con voluntad transformadora del sistema económico, entre los que se encuentra la economía social y solidaria.
Muchos objetivos tienen un carácter abstracto y resultan difíciles de medir, pero podrían utilizarse indicadores del estilo de los habituales en la Responsabilidad Social Corporativa que vienen publicando las empresas
En septiembre de 2015, el Comité Económico y Social Europeo manifestó que la Economía del Bien Común es un modelo adecuado para la creación de un mercado ético europeo y, en el año 2017, la Comisión Europea lo estableció como modelo alternativo, encargando a un grupo de trabajo la coordinación de los diferentes movimientos con voluntad transformadora del sistema económico, entre los que se encuentra la economía social y solidaria.
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