martes, 16 de agosto de 2016

RENTA MÍNIMA

Los secretarios generales de los dos grandes sindicatos españoles (UGT y CC.OO) han presentado recientemente al Congreso de los Diputados para su tramitación como Iniciativa Legislativa Popular las cerca de 700.000 firmas que se han conseguido para reclamar una renta mínima para los desempleados que carecen de ingresos. 

La iniciativa busca establecer un nuevo derecho subjetivo, vinculado a la Seguridad Social y financiado a través de los Presupuestos Generales del Estado, que permita dotar a los beneficiarios con una cuota mensual de 426 euros. No sería una renta básica de ciudadanía, sino una renta mínima para desempleados, por lo que la percepción estaría vinculada a la búsqueda de un puesto de trabajo o la participación en programas de inserción laboral.

El desempleo es uno de los mayores estigmas de la sociedad española. Según la Encuesta de Población Activa (EPA), en el segundo trimestre de 2016 había 4.574.700 parados (20%) y la prestación de desempleo está cubriendo únicamente en torno al 53% de los parados. Los hogares que tenían a todos sus miembros activos en desempleo en ese trimestre alcanzaban los 1.493.800

En el siguiente gráfico tenemos la evolución de los desempleados, desglosado por el tiempo de paro:

Observamos que, a medida que va reduciéndose, el paro se cronifica, incrementándose ligeramente la proporción de desempleados de larga duración (más de 1 año), que en el segundo trimestre de 2016 alcanza el 58% del desempleo total, en tanto que los correspondientes a muy larga duración (más de 2 años) se sitúa en el 43% 

Esta preocupante situación en la mitad de los desempleados está relacionada con la escasa efectividad de los recursos dedicados a las Políticas Activas de Empleo, que impide mejorar la empleabilidad y facilitar la salida del paro a los desempleados de larga duración. 

Un reciente informe de la Fundación Foessa analiza la transmisión intergeneracional de la pobreza. Los estudios muestran una fuerte asociación entre las condiciones de vida de padres e hijos. Se constata la dificultad de una generación que ha vivido sus primeros pasos en una familia en situación de pobreza, para generar un cambio en el nivel socioeconómico con relación a la generación anterior. No resulta extraño que los centros de servicios sociales están asistiendo a nietos de aquellos que atendieron hace 30 años, previo paso de los padres.

La iniciativa de los sindicatos puede ser un primer paso hacia la Renta Básica Universal. Dado el desequilibrio entre la demanda y la oferta de trabajo, va a ser necesario garantizar un ingreso mínimo a toda la población de forma individualizada e incondicional, como un pilar de la igualdad de oportunidades, que rompa la cadena de transmisión intergeneracional de la pobreza y sea un instrumento para defender el deterioro de las condiciones de vida.

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