La equiparación entre crecimiento y desarrollo económico se
rompe a partir de los años sesenta del siglo pasado. Se considera que el desarrollo económico,
además del crecimiento del PIB por habitante, debe tener en cuenta la evolución
de la pobreza, el desempleo y la desigualdad. Si esas variables empeoran, el aumento del ingreso por habitante
no puede considerarse como desarrollo.
El crecimiento económico, como una de las variables del
desarrollo, se suele analizar a través del modelo propuesto en los años
cincuenta del siglo pasado por el economista norteamericano Robert Solow, basado
en una función de producción con dos factores (simplificando la realidad):
capital (máquinas y equipos productivos) y trabajo (número de trabajadores).
La cantidad de producto que se puede obtener con cantidades
dadas de capital y de trabajo depende del estado de la tecnología, que vendrá
dada por la organización económica del país y la capacidad de gestión de las
empresas.
Cuando aumenta el capital físico invertido y el número de
trabajadores ocupados (o bien, las horas trabajadas) crece la producción. Si
aumentan en la misma proporción los factores productivos y la producción, se
dice que existen rendimientos constantes
a escala.
Cuando aumenta uno de los factores, capital o trabajo,
también crece la producción, pero cada vez en menor medida que el incremento
del factor. A este hecho se le denomina rendimientos
decrecientes, que se dan tanto con el capital como con el trabajo.
La función de producción y el supuesto de rendimientos
constantes a escala nos llevan a que la producción por trabajador depende de la
cantidad de capital físico por trabajador
El siguiente gráfico, con un ejemplo de la función de
producción, ayuda a visualizarlo:
Tal como observamos en la función de producción, al aumentar
el capital físico por trabajador de 3 a 4 (33% de incremento) aumenta la
producción por trabajador de 9 a 10 (11% de subida). Es la reducción en el
ritmo de crecimiento de la producción
debida a los rendimientos decrecientes. Y llega un momento en el que,
con el mismo número de personas, el aumento de equipamientos productivos
(capital físico) no produce más.
Además del incremento de capital por trabajador, que tiene su
limitación, el crecimiento económico se produce también por la mejora en el
estado de la tecnología, que desplaza la curva de la función de producción
indicada hacia arriba. Con tecnología más avanzada, un mismo nivel de capital
por trabajador genera más producción.
Por lo tanto, los dos factores que provocan el aumento de la
producción por trabajador son la acumulación de capital físico y el progreso
tecnológico. Como el incremento de
capital (la inversión), según hemos indicado, no puede mantener el aumento de
producción de modo indefinido, el
crecimiento duradero tiene que basarse en la mejora continua del progreso
tecnológico, que abarca tanto los proyectos de investigación y la organización económica, como el funcionamiento
de las instituciones y el papel del Estado.
En el modelo de “Crecimiento endógeno”, posterior al de
Solow, se considera al conocimiento como un factor específico, incorporando el
progreso técnico en la función de producción. La educación y la
I+D serán las claves del proceso de acumulación de conocimientos.
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