El nivel de vida se suele entender como el bienestar material
que disfruta una persona o un colectivo tanto por los bienes y servicios que
tiene capacidad de adquirir como por el acceso disponible a los servicios
públicos consumidos colectivamente.
El primer indicador al que se recurre habitualmente es al
Producto Interior Bruto por habitante. Cuando queremos comparar el bienestar
material entre los países, se convierten los PIB per cápita en moneda
extranjera a euros utilizando el tipo de
cambio oficial entre las monedas.
Pero las comparaciones así realizadas tienen dos limitaciones:
a) los tipos de cambio suelen variar a menudo en períodos cortos de tiempo y,
sin embargo, el nivel de vida difícilmente cambia a corto plazo; b) los niveles
de precios de los países pueden ser muy distintos.
Para evitar tales inconvenientes hay que recurrir a otra forma de cálculo, que consiste en utilizar
en la elaboración del PIB un conjunto común de precios para todos los países.
Las cifras ajustadas que resultan con tal procedimiento son indicadoras del
poder adquisitivo a lo largo del tiempo y se denominan paridad del poder adquisitivo (PPA). Los precios medios utilizados
son denominados precios internacionales
en dólares, que se elaboran en la Universidad de Pennsylvania, en un
proyecto conocido como Penn World Tables.
Veamos un ejemplo para
concretar el método de cálculo. En el año 2013, España tuvo un PIB por
habitante medio de 22.300 euros y Brasil, utilizando el tipo de cambio medio
entre el real y el euro de aquel año, 8.412 euros. Es decir, que el nivel medio
adquisitivo de los españoles fue de 2,6 veces (22.300/8.412) respecto de los
brasileños. Pero si hacemos la comparación con dólares internacionales (PPA),
el nivel de España fue de 32.925 $ y el de Brasil 15.037 $. Es decir, que la
capacidad adquisitiva media se situó en torno a 2,2 veces, una diferencia bastante
menor entre ambos países, debida precisamente a que el nivel de precios en el
gran país sudamericano fue inferior al de España.
Pero resulta evidente que no es posible encerrar en la cifra de
ingresos por habitante el bienestar de
un país. Tal como se recoge en el gráfico, la calidad de vida depende de
múltiples factores.
El indicador más completo hoy día puede ser el Índice de
Desarrollo Humano (IDH), elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el
Desarrollo (PNUD), que integra los ingresos económicos, la educación, la salud
y el nivel de desigualdad interno en cada país.
Continuando con la comparación entre los dos países del
ejemplo citado, quizás sean los valores del IDH los que expresan la diferencia
de modo más ponderado. En el ranking mundial correspondiente a 2013 España
ocupó el lugar 27, con un valor de índice de 0,869 y Brasil se situó en el
puesto 79, con un valor de 0,744.
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