Supongamos que se depositan 1.000 euros en una cuenta bancaria
con la garantía total de devolver 1.010 euros al cabo de un año. En el entorno
de certeza, el intercambio de dinero en dos momentos de tiempo nos revela la
existencia de un rendimiento temporal (un 1% en el ejemplo), al que se denomina
tasa de interés, que permite ajustar el valor de todos los flujos
de fondos en un solo momento, con independencia de cuándo ocurran.
La tasa de interés viene determinada por el precio que iguala
la demanda y la oferta de recursos financieros, tal como podemos observar en la
siguiente figura:
Vemos que cuando aumenta el tipo de interés se demanda menos
cantidad de fondos, puesto que el dinero se encarece para los inversores. En
cambio, se incrementa la oferta debido a que sube el rendimiento para los
ahorradores
Como no somos capaces de predecir con exactitud el valor de
una cantidad en el futuro, la tasa de interés incluye, además del valor
temporal del dinero, otro componente para cubrir la incertidumbre, al que se
denomina prima de riesgo.
Al importe de 1.010 que hemos obtenido más arriba,
consecuencia de sumar los intereses al depósito actual de 1.000 euros, se
denomina valor futuro del dinero.
Cuando queremos saber el valor hoy de una cantidad situada en
un momento posterior, podemos recurrir al valor
actual descontado, que es lo que pagaríamos hoy por tener cierta cantidad
en el futuro. Por ejemplo, si depositamos hoy 990,1 euros en el banco, que
aplica el 1% de interés anual, dentro de un año habrán producido 9,9 euros de
intereses, que con el dinero entregado al comienzo sumarán 1.000 euros
(990,1+9,9) Por lo tanto, 990,1 euros (1.000/(1+0,01) es el valor actual
descontado de 1.000 euros a cobrar dentro de un año, cuando el tipo de interés
es el 1% anual.
El valor actual resulta muy útil en economía para muchas
decisiones que se toman teniendo en cuenta valores futuros. Cualquier familia o
empresa que realiza una inversión necesita calcular el valor del dinero que prevé
recibir en los siguientes años, para conocer si los flujos futuros en valor hoy
compensan la inversión.
Como los euros sólo tienen valor por los bienes y servicios
que se puedan adquirir con ellos, hay que tener presente la evolución de los precios
(IPC), porque debido a la inflación los euros futuros compran menos bienes que
los euros de hoy.
Por tanto, tenemos que pasar del tipo de interés utilizado
hasta hora, llamado nominal, al tipo
de interés real. Si el tipo de
interés nominal es el 1% y la inflación es del 0,3%, significa que parte del
interés nominal es una compensación por el descenso del valor adquisitivo del
euro. El rendimiento real obtenido será del 0,7%. Es decir, que el tipo de interés real es igual al tipo de
interés nominal menos la inflación.
En una economía inflacionaria, prestamistas, ahorradores y
prestatarios necesitan transformar el tipo de interés nominal, el que aparece
en los documentos bancarios, en tipo de interés real, descontando del nominal
el índice de precios de consumo (IPC), para saber el verdadero rendimiento (o
coste) del dinero.
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