Las relaciones económicas de un país con el exterior se
recogen en la Balanza de Pagos, un documento contable que refleja tanto las
fortalezas y debilidades de una economía como los desequilibrios cíclicos.
El documento incluye tres tipos de transacciones: operaciones
corrientes, movimientos de capital y flujos financieros. En esta entrada nos ocuparemos de los dos
primeros, dejando la cuenta financiera para otra ocasión.
La denominada “cuenta corriente” reúne cuatro tipos de
operaciones: compra y venta de bienes, comercio de servicios, rentas de capital
y de trabajo y transferencias corrientes entre países (entregas sin
contraprestación). La “cuenta de capital”, a su vez, recoge las transferencias internacionales
netas de capital, que obedecen en gran parte, en cuanto a los ingresos, a las
aportaciones de los fondos comunitarios europeos.
El saldo que se obtiene de todas las operaciones corrientes y
de capital indica, si es positivo, la capacidad de financiación y, si es
negativo, la necesidad de financiación exterior del país. En este último caso,
el país habrá de recibir ahorro del exterior.
Como observamos en el gráfico, el saldo habitual de la cuenta
corriente más la cuenta de capital de España ha sido negativo (línea azul), por
lo que ha tenido necesidad de recibir financiación de otros países, que llegó a alcanzar un importe en torno a los 100.000 millones de euros, que
suponía el -9,6% del PIB, en 2007.
Al cierre del ejercicio de 2013 se han conseguido unos superavits
de 7.130,6 millones de euros en la cuenta corriente y 7.603 millones en la
cuenta de capital, un total de 14.133,6 millones (1,4% del PIB), según el
siguiente documento, elaborado por el
Banco de España:
La comparación con el 2012, año en el que el saldo total fue
negativo, nos permite observar que la balanza comercial de bienes, de signo
negativo, se ha reducido en más en un 55%,
debido al incremento de las exportaciones en un 5,1% y la disminución de las
importaciones por un 0,9%. En los bienes no energéticos, España tiene desde el
2012 un superávit comercial.
En los servicios, la partida importante es turismo y viajes,
que ha aumentado un 4,3%, y el saldo negativo de rentas (dividendos e intereses
a capitales extranjeros básicamente) ha descendido un 14%. En otros servicios,
con un aumento del saldo del 37,2%, destacan los de tipo empresarial,
transportes y royalties.
Las transferencias corrientes, que incluyen las remesas de
emigrantes y los recursos comunitarios, en declive, (FEOGA y Fondo Social
Comunitario), aumentaron su déficit en
un 34,7%. En cuanto a la cuenta de capital, que recoge las aportaciones de la Unión Europea (Fondo de
Cohesión y Fondo Europeo de Desarrollo Regional) y la compra y venta de activos
intangibles (marcas, patentes y derechos de autor), mejoró un 15%.
En conclusión, ha sido en el año 2013 cuando la economía
española, sometida a severos ajustes, que han hundido tanto el consumo interno
como las importaciones, y forzado a las empresas a salir a vender al exterior, ha llegado a autofinanciarse.