En una entrada anterior analizamos el elevado
endeudamiento privado en España, lo que anticipa que la demanda interna va a seguir a niveles muy bajos.
Con los datos que
aporta la Contabilidad Nacional del cuarto trimestre de 2012 podemos confirmar
que el consumo familiar y la inversión privada acentuaron el ritmo de caída
En el gráfico podemos
observar el descenso del consumo de los hogares (línea azul) y, aún más pronunciada,
la de la inversión privada (línea verde), en el año 2012.
El endeudamiento moderado,
asumible, mejora el bienestar de las familias y ayuda a las empresas a consolidar
procesos de crecimiento, pero el sobreendeudamiento, como todos los excesos, resulta
contraproducente, porque puede arruinar familias y provocar insolvencias en las empresas.
La importancia del
endeudamiento privado es quizás mayor en esta crisis, porque no se están dando
actuaciones compensatorias del sector público español que alivien la situación,
debido a que la política monetaria está en manos del BCE y la deuda pública española
alcanza niveles cercanos al 90% del PIB
La consecuencia
inmediata e inquietante es el descenso del consumo familiar. Una combinación de
menor renta disponible, desconfianza en el futuro y temor al desempleo hace que
caiga el consumo de los hogares.
La opinión de algunos
economistas es que el nivel de endeudamiento va a tener que ser inferior al del
comienzo de la crisis. La cuestión estriba en
los años que llevará reducirla hasta una cifra tolerable.
Es preciso recordar que
el endeudamiento de la economía refleja los desequilibrios de la balanza por cuenta
corriente a lo largo del tiempo y mide por ello el ahorro exterior recibido en
préstamo. Para devolverlo, al menos en parte, el único camino es el de obtener
excedentes en dicha balanza.
Si se estima que las
familias van a tener que reducir su deuda hasta situarse a los niveles de
comienzos de la década pasada, al ritmo de devolución de deuda en los dos
últimos años, un 3,5% anual, y con el producto del país prácticamente
estancado, se va a tardar más de 8 años en situarse la deuda a un nivel tolerable.
Según el Banco de España, la deuda de las
familias, que se duplicó entre los años 2003 y 2010, descendió un 3,6% en 2012, hasta 834.290 millones de euros, frente a los 870.960 millones al cierre de 2011, con
lo que el endeudamiento se sitúa en niveles cercanos a 2007,
previos a la crisis.
Estamos en una fase de menor
consumo familiar, una espiral recesiva que mantendrá débil la demanda interna
durante largo tiempo y que seguirá golpeando con fuerza a las empresas,
sobre todo a los sectores de bienes de consumo duradero y de servicios.