Un país con elevado déficit público
y cuantioso endeudamiento exterior, tal como España, si quiere seguir en la
Eurozona, al no poder devaluar la moneda, la vía que le queda para
mejorar su competitividad es la llamada deflación
interior. Así nos lo advirtió Paul Krugman al comienzo de la crisis.
Como nos movemos en una economía de
mercado, en la que difícilmente pueden ser intervenidos los precios ni
limitados los beneficios de las empresas, la deflación interior se concreta en
la reducción de los salarios reales.
Son los costes laborales unitarios
los que miden el coste del trabajo incorporado a cada unidad de producto y
están relacionados con la productividad o producción por hora de trabajo.
La Contabilidad Nacional de España
(CNE) permite calcular tanto la productividad por ocupado (producto interior
bruto dividido entre la población ocupada) como el coste laboral unitario o por unidad de producto elaborado
(remuneración por ocupado entre su productividad).
En la información facilitada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) tenemos los datos de las rentas, en términos de variaciones anuales por trabajador, para el primer trimestre del 2012: Remuneración, 0,9%, y Productividad, 3,5%.
En un cálculo aproximado, si restamos
a la variación de la remuneración de 0,9% el incremento de la productividad por
trabajador de 3,5% nos da -2,6%, lo cual indica que el coste laboral por unidad producida de bienes
ha descendido en torno al 2,6 % en el primer trimestre de 2012, en términos
interanuales, es decir, comparándolo con el primer trimestre de 2011.
En el siguiente gráfico podemos
observar la evolución de los costes laborales unitarios (CLU), en términos
monetarios, en los últimos años:
Agregando al valor monetario del
primer trimestre de 2012, 2,6%, el
incremento interanual de precios implícito en el PIB, que el INE cifra en 0,5%,
resulta que el coste laboral unitario
real, es decir, el correspondiente a cada unidad producida, ha tenido un descenso interanual en torno al 3,1%.
Por lo tanto, aunque en los dos primeros años de la
crisis económica los costes laborales repercutieron negativamente en la
rentabilidad de las empresas españolas, desde el año 2010 su incidencia está
siendo positiva.
Ahora que los sindicatos alemanes parece que han
comenzado a ganar batallas salariales, alterando la tendencia a la baja de los
salarios reales iniciada en el año 2000, la reducción de los costes unitarios en
España puede ayudar a ir recuperando la dañada competitividad del tejido
productivo.
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