Las empresas deciden
realizar una inversión cuando el rendimiento interno que pueda proporcionar sea
superior al interés que se percibiría si se colocaran los recursos en el
mercado financiero.
Desde una perspectiva
macroeconómica podemos añadir que la inversión depende del nivel del Producto
Interior Bruto. Cuanto mayor sea la renta de un país, habrá más recursos disponibles para el
ahorro y, por lo tanto, para la inversión. Esto quiere decir que existe una inversión inducida por el producto del
país.
Es lo que demuestra el
siguiente gráfico, en el que se dibuja la evolución de las inversiones privadas
y totales en España y en la Unión Europea en % del PIB:
En el decenio
1997-2006, el porcentaje de inversión privada en España se elevó del 19% al 25%
(línea amarilla), inducido por el incremento del PIB, cuando el boom
inmobiliario hacía decir aquello de “España va bien”. En el conjunto de la
Unión Europea, en cambio, el porcentaje se mantuvo prácticamente estable (línea
azul).
La característica
principal de la inversión, un componente de la demanda interna del país, es que se
trata de una variable muy inconstante. Además del nivel de producción y del
tipo de interés, la inversión está influida por circunstancias variadas, entre
las cuales cabe destacar las expectativas de la evolución económica.
Un par de gráficos, obtenidos de la Contabilidad Nacional Trimestral
de España (CNE), con tasas interanuales, nos ayudarán a
visualizar con mayor nitidez la dimensión de la caída del proceso inversor, denominado
“Formación bruta de capital fijo” (“bruta” en cuanto que no se ha descontado la
depreciación de los activos) en los dos componentes principales: Bienes de
equipo y Construcción.
Precisamente la
contribución más negativa a la demanda interna agregada en España en el primer
trimestre de 2012 ha sido la intensificación de la caída de la inversión en
capital fijo.
El sector industrial es uno de los que más está
sufriendo esta crisis. Un par de datos significativos: la producción actual de
las ramas de “materiales de construcción” y “fabricación de muebles” no pasan de la mitad del
volumen que alcanzaron en 2005.
Ciñéndonos al País Vasco, la formación bruta de
capital ha tenido una caída interanual del 4,2% en el primer trimestre de 2012,
según podemos observar en el siguiente gráfico.
En cuanto al rendimiento de las
inversiones, según datos de la Central de Balances del Banco de España, el
efecto conjunto de la caída de los niveles de rentabilidad y el incremento del
coste de financiación provocó que el resultado empresarial final quedara reducido
en el 2011, en su conjunto, a un 2% de
los activos netos utilizados, rendimiento que difícilmente animará al sector
industrial a emprender procesos inversores.
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