martes, 13 de febrero de 2018

FORMACIÓN Y COMPETENCIAS


En la literatura económica se denomina “capital humano” o “potencial humano” a los conocimientos y habilidades que acumula un trabajador a lo largo de su vida. En un entorno de demanda de trabajo cualificado, las competencias laborales y su distribución entre los trabajadores constituyen factores relevantes tanto para el desarrollo económico como para la distribución de la renta generada.

La educación formal y la experiencia laboral suelen ir conformando esas competencias en el transcurrir de la vida. En España, la capacitación profesional de los jóvenes está condicionada por la proporción elevada de estudiantes que no alcanzan más que los estudios primarios, un nivel educativo escaso que tendrá su impronta en la productividad futura. Será la experiencia laboral la que deberá aportar, aunque sea parcialmente, las competencias que sustituyan a las que no se hayan adquirido en la educación formal.

En el siguiente cuadro se recogen los porcentajes de población con niveles de estudios en varios países europeos:



Observamos en los datos del cuadro (Boletín del Banco de España) el escaso porcentaje de jóvenes que consiguen completar el grado de enseñanza secundaria en España (22%) en comparación con los otros tres países europeos indicados, que se sitúan en un promedio del 46%.

La incidencia del paro entre las personas con bajo nivel educativo muestra que los conocimientos de los desempleados son un obstáculo para su empleabilidad, en la medida en que no coincidan con los que se les demandan, especialmente en un entorno de cambios sectoriales y ocupacionales acelerados, tales como la fabricación mecánica para ajustar y montar conjuntos y fabricar piezas o moldes.


El gráfico muestra los parados, según grupos de edad, que llevan doce meses como mínimo buscando empleo y no han trabajado en ese período, como porcentaje de la población activa total (ocupados más desempleados). El escaso grado de empleabilidad hace que los porcentajes de paro de larga duración vayan aumentando con la edad y, en conjunto, el 50,5% de la mujeres y el 46,1% de los hombres llevaba en 2016 más de 1 año en desempleo.

A través de un programa de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), dirigida a medir las capacidades cognitivas de la población, se ha podido comprobar el papel que desempeña la experiencia laboral en la formación de capacidades de cálculo y de comprensión lectora, especialmente para la población con formación primaria.

Los resultados obtenidos en las encuestas indican que las diferencias en el nivel de competencias de los adultos en España se deben sobre todo a las desigualdades existentes en la educación formal. Se resalta también que son las competencias las que influyen en mayor medida en el nivel de empleo.




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