Al igual que el Indice de Precios al Consumo (IPC) mide los cambios en el precio de una "cesta básica" estandarizada de bienes de consumo y servicios, el nuevo Indice de Precios de Trabajo (IPT), que ha preparado el Instituto Nacional de Estadística (INE), en base a una “cesta básica” estandarizada de puestos de trabajo, establece la variación salarial entre diferentes períodos. Cada puesto de trabajo está determinado por un conjunto de variables: rama de actividad, ocupación, antigüedad, tipo de contrato, edad, etc.
Por tanto, El IPT, de periodicidad anual, no está afectado por cambios en la calidad y cantidad de trabajo realizado, porque se han eliminado los efectos del “cambio de composición”, que se deben, entre otros factores, a la variación en el número de horas trabajadas, en el tipo de contrato, en las características de los asalariados, etc.).
Por tanto, El IPT, de periodicidad anual, no está afectado por cambios en la calidad y cantidad de trabajo realizado, porque se han eliminado los efectos del “cambio de composición”, que se deben, entre otros factores, a la variación en el número de horas trabajadas, en el tipo de contrato, en las características de los asalariados, etc.).
Resulta sorprendente el dato de que en 2009, en el momento más intenso de la crisis, con una caída del 7% en el empleo, los salarios reales medios aumentaran un 4,5%. La explicación es que no se había tenido en cuenta que la crisis se estaba llevando por delante a cientos de miles de empleos con salarios bajos, principalmente temporales y del sector de la construcción, aumentando artificialmente los salarios medios (efecto composición).
El salario medio subió un 4,1%, no tanto por un aumento medio real de remuneraciones sino porque la destrucción de empleo modificó la composición del colectivo analizado. Al conservar su ocupación los trabajadores que más ganaban y perderla los que menos, el salario medio creció notablemente por el citado “efecto composición”. En realidad, en términos homogéneos, la subida salarial fue del 1,5%.
Según la información del INE, la variación acumulada en el período 2008-2014 fue del -0,7%, por tanto, el IPT indica que, al final del período de 6 años, los salarios eran inferiores a los iniciales.
En el siguiente gráfico tenemos la evolución anual del IPT
El salario medio subió un 4,1%, no tanto por un aumento medio real de remuneraciones sino porque la destrucción de empleo modificó la composición del colectivo analizado. Al conservar su ocupación los trabajadores que más ganaban y perderla los que menos, el salario medio creció notablemente por el citado “efecto composición”. En realidad, en términos homogéneos, la subida salarial fue del 1,5%.
Según la información del INE, la variación acumulada en el período 2008-2014 fue del -0,7%, por tanto, el IPT indica que, al final del período de 6 años, los salarios eran inferiores a los iniciales.
En el siguiente gráfico tenemos la evolución anual del IPT
Se puede observar que, pese a los aumentos de salario medio en tres años, las importantes caídas de los años 2011 y 2012 hacen que, en conjunto, el período de 6 años de crisis haya sido negativo para los trabajadores.
Pero estos salarios son nominales y no tienen en cuenta el incremento del IPC en el período. En el siguiente gráfico tenemos los salarios reales, resultado de añadir a la pérdida de salario nominal de 6 años (-0,7%) la pérdida de capacidad adquisitiva por incremento del IPC (8,5%).
El gráfico viene a mostrar la devaluación salarial sufrida realmente por los trabajadores durante la crisis. La capacidad adquisitiva descendió en un 9,2%, una caída media del 1,5% anual.
Estos datos explican que el trabajo no esté garantizando en muchos casos la salida de la pobreza y que, al afectar en mayor medida la pérdida salarial a la rentas más bajas, crezca la desigualdad entre las familias.