Se entiende por divisa una medida aceptada para realizar transacciones entre países con garantía de equilibrio. El concepto de divisa se suele asimilar al de moneda extranjera, pero incluye a los activos financieros (cheques, letras y similares) denominados en moneda extranjera.
Desde la implantación del Euro, solo 11 monedas cumplen con las condiciones básicas para moverse en el comercio mundial y poder ser unidad de cuenta para cobros y pagos en todos los países. Las más utilizadas son el dólar americano, el euro, la libra esterlina y el yen.
Las condiciones de una divisa para poder ser plenamente convertible son que en su país de origen exista libertad de movimiento de capitales, que no haya restricción ni límite a la tenencia de depósitos, la existencia de una infraestructura financiera adecuada en el país de la divisa y que cuente con suficiente volumen de movimientos en la Balanza de Pagos.
Las divisas no convertibles (154 en todo el mundo) están sujetas a limitaciones absolutas o temporales. Se utilizan en el interior de cada país, o bien entre dos países cuando tengan firmado un acuerdo de intercambio.
El mercado en el que se intercambian las monedas extranjeras se denomina mercado de divisas. Al igual que en el resto de los bienes y servicios, los tipos de cambio entre divisas vienen determinados por las compras y ventas de moneda extranjera de las empresas, los particulares y las entidades financieras, con el fin de realizar pagos internacionales.
En el gráfico tenemos la evolución del tipo de cambio medio de cierre entre el euro y el dólar americano en el último año.
Aunque el Banco de España publica, a título informativo, la cotización del euro contra otras divisas, las entidades financieras pueden aplicar otras cotizaciones, fijando el cambio comprador (la cantidad que pagan por la divisa) y el cambio vendedor (el precio al que venden la divisa). La diferencia entre ambos es el beneficio del intermediario financiero,
Los principales agentes de este mercado son los bancos comerciales, puesto que las transacciones se realizan mediante el intercambio de depósitos bancarios (los billetes no se consideran divisas) denominados en diferentes monedas; las empresas multinacionales; los inversores institucionales, tales como fondos de pensiones, y los bancos centrales, cuyos movimientos observan con atención los participantes en el mercado, a fin de obtener información sobre la orientación futura de la política macroeconómica.
Los intercambios de divisas se llevan a cabo en centros financieros de grandes ciudades, tales como Londres, Nueva York, Tokio y Frankfurt. El volumen de intercambio de divisas diario ha superado la colosal cifra de 4 billones de dólares, de los cuales cerca de la mitad se realizan en Gran Bretaña.
Los grandes centros financieros, conectados a través de ordenadores y líneas telefónicas, funcionan como un mercado mundial. La integración de estos centros impide que surjan diferencias significativas en los tipos de cambio entre un lugar y otro, dado que a través del arbitraje (compra de una moneda para venderla a un precio más elevado) se eliminan las pequeñas diferencias que puedan existir en un momento determinado entre las diversas plazas de contratación.