Tras nueve trimestres
de descensos del PIB español, el avance de la Contabilidad Nacional, presentada
por el INE, señala que el tercer trimestre se ha cerrado con signo positivo,
aunque no sea más que un raquítico 0,1%, tal como puede observarse en el
siguiente gráfico (en términos interanuales el PIB cae a un ritmo interanual
del 1,2%)
Si la economía española
mantuviera el recorrido de crisis anteriores, al incremento que están teniendo las
exportaciones seguiría el aumento en la inversión empresarial, para llegar a
continuación a las contrataciones de trabajadores y, mejorando las
expectativas, reactivar el consumo familiar.
Pero hay, por lo menos,
una diferencia significativa entre las crisis de los años 80 y 90 y la que
comenzó en 2008: el elevado nivel de endeudamiento, en general, y el de las
empresas no financieras, en especial.
En el siguiente cuadro
podemos observar el endeudamiento bruto de los diversos sectores de la economía
española, en millones de euros, desde el
comienzo de la crisis:
No parece descabellada
la idea de que habrá reestructuración de la deuda (aplazamientos y quitas),
aunque no se sepa cuándo se tomará
la decisión de abordarla. Las recientes manifestaciones del director de Asuntos
Monetarios del FMI, el español José Viñals, vienen a corroborarlo.
El directivo financiero
ha afirmado que en torno al 40% de la deuda privada española está en manos de
empresas que no pueden pagarla porque el coste anual de los intereses es
superior a los beneficios brutos que generan.
Tampoco la caída de la
inflación es favorable para los endeudados, porque suele ser el aumento de
precios el que aligera la deuda y la
deflación haría más difícil devolverla.
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